Actos paralelos

PSOE y Podemos pugnan por capitalizar el 8-M

Sánchez y Zapatero buscan marcar perfil en el acto central de los socialistas y Montero contraprograma a tres días del debate del «sí es sí»

El presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas (i), saluda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), a su llegada la inauguración del Centro de Salud Tarajal, a 1 de marzo de 2023, en Ceuta (España). El Centro de Salud del Tarajal ha sido construido por Ingesa, con una inversión cercana a los 5,6 millones de euros destinada a la ampliación de sus instalaciones y servicios. Esta es la primera infraestructura que inaugura un presidente del Gobierno en Ceuta en más de cuatro décadas. 01 MARZO 2023;CEUTA;CENTRO DE SALUD TARAJAL Antonio Sempere / Europa Press 01/03/2023
Sánchez inaugura el Centro de Salud Tarajal de Ceuta Antonio SempereEuropa Press

La bandera de la Igualdad ha estado en disputa dentro del Gobierno de coalición desde que Pedro Sánchez le entregara la cartera homónima a Irene Montero. Hasta ese momento, la había ostentado la vicepresidenta primera Carmen Calvo sin conflictos relevantes, pero a partir de enero de 2020 y durante los meses de convivencia entre ambas en el Consejo de Ministros, los choques no dejaron de producirse. Con Calvo ya fuera del Gabinete, el Ministerio no ha estado exento de polémica por la solvencia jurídica de las normas que emanan de él.

Los socialistas ven amenazada su posición por la forma en que se desenvuelven sus socios de coalición, que intentan ocupar el espacio hegemónico que, hasta ahora, había correspondido al PSOE sin oposición. Este no ha sido, tampoco, un buen año para los socialistas, que han sufrido una profunda fractura interna a cuenta de la aprobación de la Ley Trans, un quebranto con el colectivo –que llegó a manifestarse en protesta a las puertas de la sede de Ferraz– y con el feminismo clásico, que no acepta la autodeterminación de género que hoy entrará en vigor.

A esto se suma la causa abierta que mantienen ambos partidos por la Ley del «solo sí es sí», a las puertas de que el próximo martes se vote en el Congreso la toma en consideración de la proposición de ley socialista para restaurar la horquilla penológica previa, que impida futuros beneficios a los agresores sexuales. Es en este contexto enrarecido, en el que se desarrollarán las conmemoraciones del Día de la Mujer.

Aparte de las tradicionales movilizaciones del 8 de marzo, a las que –como ya es tradición– PSOE y Podemos acudirán por separado, este sábado los partidos despliegan ya la maquinaria para intentar capitalizar un movimiento que funciona como catalizador del electorado progresista. Los socialistas celebrarán su acto central, liderado por Pedro Sánchez, el día 4 con una nutrida asistencia de mujeres socialistas y con la presencia del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

El objetivo del acto, organizado en colaboración con el grupo de la Alianza Progresista de los Socialistas y Demócratas en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo, es marcar perfil y exhibir músculo frente a sus socios de Podemos, que intentan achicarles el espacio. «Celebramos el 8-M como el partido feminista que somos», señalan fuentes socialistas, que no ahorran en reivindicaciones de que «las grandes conquistas para la Igualdad de este país las ha conseguido el Partido Socialista».

En el PSOE observan con recelo como los morados intentan arrebatarles algunas de estas banderas si no directamente comprometer su posición. La instrumentalización que los morados pretenden hacer del 8-M en la batalla por los cambios en la Ley del «solo sí es sí», intentando trasladar la idea de que el consentimiento ha dejado de estar en el centro de la ley, o el hecho de que Podemos acusara, durante la tramitación de la Ley Trans al PSOE de querer torpedear la norma por pedir más garantías jurídicas para los menores, ha generado una brecha entre los socios de coalición por un asunto que, en vísperas de las urnas, tiene una importante rentabilidad electoral en el espacio de la izquierda.

Los morados, por su parte, son conscientes de que tras la toma en consideración de la iniciativa de los socialistas para corregir la Ley del «solo sí es sí», sus socios pueden rentabilizarlo con más éxito que ellos al quedar –ante la opinión pública– como el partido que no asume fallos en la norma que ha causado más de 700 reducciones de condena y 65 excarcelaciones de agresores sexuales desde su entrada en vigor en noviembre. Es por eso que han pasado a la competición por la bandera del feminismo en la previa del debate de la reforma y de la celebración del Día de la Mujer.

Podemos ha contraprogramado al PSOE convocando un acto con la cúpula del Ministerio de Igualdad para este mismo sábado. Las ministras Irene Montero, Ione Belarra junto a las altos cargos de Igualdad, Vicky Rosell, Ángela Rodríguez «Pam» e Isa Serra aprovecharán la entrada en vigor hoy de la reforma de la Ley del aborto y la Ley Trans para presumir de que son los morados los que trabajan por los avances feministas en este país. En el acto, al igual que ocurrió la pasada semana con la celebración del primer congreso feminista internacional, las ministras moradas exigirán al PSOE que retome la mesa de negociación para llegar a una propuesta conjunta para reformar la Ley del «solo sí es sí».

No es la primera vez que Podemos organiza un acto a su medida para dar visibilidad a sus choques con su socio en Moncloa y así conseguir apoyo ciudadano. El pasado 5 de febrero, dos días antes de que el PSOE registrara la proposición de ley para reformar el «solo sí es sí» en el Congreso, Irene Montero e Ione Belarra se subieron al escenario bajo el lema «¿Consentiste o no? ‘Solo sí es sí’» en la que acusaron a los socialistas de ceder ante las presiones de sectores conservadores. Durante este tiempo, la parte morada les ha acusado de «temblarle las piernas» o de querer volver al «Código Penal de La Manada». Calificativos muy gruesos que no gustaron nada en las filas socialistas.

Así, PSOE y Podemos visibilizarán sus diferencias a solo tres días de que deban retratar sus posiciones en el Congreso. La toma en consideración de la Ley del «solo sí es sí» será una prueba de fuego para la coalición. Los socialistas seguirán su camino aunque sea en solitario mientras los morados buscan agotar los plazos para convencer a su socio de retirar la propuesta y presentar una consensuada. Al Ejecutivo dividido, se suma también el colectivo feminista que volverá a fracturarse en la manifestación del 8-M, donde el movimiento más clásico pedirá la dimisión de Irene Montero por su «pésima gestión» y la reprobación de Pedro Sánchez por «mantener» a la ministra en su cargo.