Negociación

El PSOE se reservará la cartera de Igualdad para la futura coalición

Enmendará el error de ceder una cartera de fuerte carga ideológica a sus socios

Irene Montero, Ministra de Igualdad durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados
Irene Montero, Ministra de Igualdad durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados © Alberto R. Roldán La Razón

Inmersos en las discretas negociaciones para la investidura y todavía sin la certeza de si se conseguirá revalidar el poder o habrá que someterse a una repetición electoral el próximo 14 de enero, las conversaciones para articular una nueva coalición progresista se antojan todavía una pantalla muy lejana. En Moncloa no tienen prisa para sentarse con Sumar. “Esa es la parte más fácil de la negociación, tenemos un rodaje de cinco años de Gobierno”, despachan con ligereza fuentes gubernamentales, sobre los contactos con sus socios del Consejo de Ministros. Que habrá pacto con la formación de Yolanda Díaz se da por hecho -y así se bendijo incluso en campaña electoral-, pero los términos de ese acuerdo todavía están por determinar y hay un asunto que ya se ha convertido en fuente de discrepancias: el Ministerio de Igualdad.

Los socialistas han aprendido la lección de la pasada legislatura. Las diversas polémicas que se fueron sucediendo en este ámbito, algunas -como la de los “efectos indeseados” de la ley del “solo sí es sí”- que todavía hoy siguen coleando les llevaron a ser conscientes muy pronto de que se había entregado sin demasiadas resistencias una cartera no menor para los intereses políticos de los socialistas. Si bien Igualdad no es de esos ministerios de Estado que le hubieran quitado el sueño a Pedro Sánchez en manos de Podemos, sí se convirtió en un ariete ideológico, agitado desde la izquierda a la izquierda del PSOE para hurtarle en la calle las banderas más icónicas que habían defendido, hasta entonces, en exclusiva los socialistas.

La Ley Trans es el mejor ejemplo del quebranto interno que supuso la gestión de esta cartera para el movimiento feminista y el propio PSOE. La Ley de Libertad Sexual y las rebajas de penas a agresores que llevó aparejada, el coste más elevado -por encima de los pactos con los independentistas o la concesión de los indultos- que han tenido que pagar los socialistas con su electorado. Cabe recordar que si Sánchez consiguió aguantar el tipo el 23J -mejorando sus resultados y cerrando el paso a una mayoría suficiente de PP y Vox para gobernar- fue por la movilización del voto femenino, que reaccionó ante la amenaza para sus derechos que percibió ante la expectativa de un futuro gobierno con influencia de la ultraderecha.

En este sentido, no se esperan experimentos. El PSOE se reservará Igualdad en una futura coalición. Una cuestión que ya genera roces a varias bandas. En primer término, porque Yolanda Díaz aspira a retener la cartera y en segundo, porque esta cuestión entra de lleno en el pulso -cada vez menos soterrado- que mantienen Sumar y Podemos tras el 23J. Después de que la formación de la vicepresidenta segunda esté achicando el espacio político de los morados, en cuanto a su visibilidad parlamentaria, el verdadero pulso se producirá con su representación gubernamental.

Podemos presiona ya abiertamente a Díaz para que Irene Montero, que ya fue excluida de las listas de Sumar al 23J, pueda repetir como ministra de Igualdad si Pedro Sánchez revalida la Moncloa. “Podemos quiere que Irene Montero siga siendo la ministra de Igualdad”; “Sería la mejor contribución de Podemos a ese nuevo Gobierno”, avanzó la semana pasada la secretaria general morada, Ione Belarra. Un día después, la propia titular de Igualdad en funciones aseguró estar “a disposición” de sus compañeros de partido en lo que afecta a su continuidad en el ministerio: “Lo que queremos es seguir trabajando”; “Es útil lo que hacemos”; “Me voy a seguir dejando la piel y el cuerpo” para lograr avances en materia feminista, aseguró en una entrevista radiofónica. Pero ni una cosa ni la otra. En el PSOE son conscientes de que Montero genera rechazo y eclipsa la acción del Gobierno, por lo que no se espera que tenga cabida en un futuro Ejecutivo.