Cargando...

José Ignacio Wert

Y si el PSOE (y los socios) de repente hacen algo

Empieza a resultar difícil de disimular que el asunto señala al presidente. ¿De verdad les beneficia seguir apareciendo como aliados»

Reunion del PSOE (Maria Jesus Montero y Felix Bolaños) y Sumar (Ernest Urtasún) en la comisión sobre el pacto Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

A ver si va a ser verdad lo de que están en shock. No solo el PSOE, tan asombrado pese a la persistencia con la que el relato periodístico del que se mofaban se traduce en indicios judiciales de solidez casi incontestable.

También los socios. Se agota el catálogo de aspavientos y mohines de desagrado que se pueden componer sin acompañar de una medida práctica.

Tanto Yolanda Díaz, pronunciando palabras aleatorias ante el micrófono de Carlos Alsina, como Ernest Urtasun, con el lenguaje corporal de las capillas ardientes, parecen esos padres que manifiestan de modo ampuloso el descontento con el hijo que ya ha aprendido hace tiempo que nunca se atreverán a castigarle. (Pequeña nota al pie: se supone que Díaz dimitió como líder de Sumar hace 13 meses).

El director de este periódico se pregunta a menudo cuánto pude durar esto. Desde aquí no daremos una respuesta. Nos limitaremos a transmitir la sorpresa ante el hecho de que todavía no haya empezado a circular la siguiente idea. Repasemos:

De momento, el argumentario oficialista repite machacón que no hay un «P. Sánchez». Ya da hasta pereza desmontar el bulo de que «no se sabe quién es M. Rajoy». Enhorabuena: victoria por agotamiento del rival. Pero empieza a resultar difícil de disimular que el asunto señala al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE en tanto que responsable último de los dos cargos investigados.

Así las cosas… ¿por qué nadie en el PSOE empieza a promover una petición de paso atrás de Sánchez para investir a otra figura del partido con la ayuda de los mismos socios de noviembre del 23? Carlos Cuerpo, un suponer. Sin carnet y con un porcentaje de estrechamiento de manos de la trinca del trinque previsiblemente inferior al del grueso de sus compañeros de gabinete.

Una solución que permita tirar hasta el 27 y luego Dios dirá. El discurso y estrategia de la oposición quedaría condenado a un «reseteo» para un escenario que quizá no tengan ni mínimamente contemplado.

Feijóo convocando un congreso solo para reconfigurar el partido para el último «round» de la batalla con Sánchez porque este se presume inminente y van y le mueven al contrincante. Con lo poco que parecen gustarle los cambios de planes.

Se imagina uno a los estrategas de Ferraz emborronando pizarras. Quién sabe: con ese cambio de cara en el Gobierno, con un poco de suerte, llegada la fecha de las elecciones, el escenario sí permita desplegar los trucos que sirvieron en el pasado para retener el mínimo de votos para reeditar la coalición.

La factoría de relatos puede dar mucho de sí con dos años por delante. (A no ser que el hipotético dimisionario se los llevara consigo como aquel jugador contrariado con su Scattergories).

¿Por qué no se oyen entonces sugerencias parecidas en el PSOE? Existe el precedente de un Sánchez vencido por la presión interna: la dimisión como secretario general del partido de octubre de 2016. Costó un cierto esfuerzo y varias escenas para el bochorno.

Pero dio el paso atrás cuando se vio totalmente desprovisto de apoyos de puertas adentro. Bien es verdad que aprendió la lección. Su operación de reconquista descansó en buena medida en la idea de moldear un gobierno interno del partido en la que esa situación fuera casi materialmente imposible de volverse a producir.

¿Por qué no dice nada Sumar? Es una formación muerta casi antes de nacer. Incluso en el caso de que tuvieran ideas, ¿cómo podrían canalizarlas?

Sin embargo, es el actor en el que parece más probable algún tipo de movimiento en esa línea. No parece muy razonable seguir viendo esas encuestas sin hacer nada al respecto. Aunque sea simplemente ganar tiempo para evitar una cita electoral que ahora mismo tiene una pinta catastrófica.

En otras formaciones es más fácil adivinar la respuesta. Podemos no hace demasiados esfuerzos por disimular que se muere de ganas de elecciones.

Primero, para luchar por rebasar a Sumar. Y segundo, para que se ponga en marcha un Gobierno de derechas que cree el caldo de cultivo necesario para su crecimiento. Esquerra podría encontrarse en una situación parecida. En el caso de Junts, el motivo estaría más en los beneficios que ya están sacando de un Sánchez en estado de necesidad máxima.

¿Y el PNV? Aquí no debería tardar en cundir el nerviosismo. ¿De verdad les beneficia seguir apareciendo en el imaginario como aliados de Sánchez? ¿Aporta un mínimo de valor añadido en su lucha con Bildu por la primacía electoral vasca?

Es cierto que ahora mismo no parece una alternativa viable. Pero la presión electoral y el correr del tiempo provocan efectos insospechados, incluso en el medio plazo.

Así que tengamos todos los ojos y los oídos bien abiertos. Cualquier día, en cualquier columna y en cualquier tertulia, plantan la semilla.