Sombras en el círculo del presidente

Puente, un «calco» de Ábalos como «soldado» de Sánchez

Símbolo de una España que no funciona. El «puentismo» se identifica en el PSOE con dar antes que nadie para colar el mensaje

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente
El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar PuenteDAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESSEUROPA PRESS

Antes de ser ungido como ministro por Pedro Sánchez, un 20N, Óscar Puente descubrió X como el canal idóneo para atacar en todas las direcciones a sus rivales políticos, con especial inquina a la nueva presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, a la que ha tildado de «tóxica», «incompetente», «impresentable» o «de dudoso equilibrio mental».

Ahora, a él empiezan a verle en el partido como el símbolo «de una España que no funciona». Sobre todo, le dibujan así aquellos que todavía, al menor descuido, te sacan a colación que «Por el cambio» fue el eficaz lema del PSOE en aquella triunfal campaña de 1982, que llevó al poder a Felipe González. Y que la frase que entonces enfatizó el nuevo presidente socialista del Gobierno fue justo la siguiente: «El cambio es que España funcione».

Mientras las causas del apagón siguen sin aparecer, Óscar Puente –perseguidor y denunciador de bulos– señaló inmediatamente a un «sabotaje» como origen del caos del AVE a Andalucía del pasado domingo, sin aportar ningún tipo de prueba o atestado policial que lo refrendase.

Una conclusión a la que llegó a las 21:51 en un tuit, apenas cuatro horas escasas después del robo del cableado de las vías, y cuando no fue hasta las 11:00 de la mañana siguiente cuando la Guardia Civil anunció la apertura de una investigación.

El plan del PP, a un cajón

En el Ministerio de Transportes te recuerdan que el Gobierno de Sánchez mandó a un cajón en 2018, recién aterrizado en Moncloa, el plan de 5.000 millones en inversiones en los Cercanías de Madrid, diseñado por el gabinete de Mariano Rajoy a la vista de su deterioro: 172 trenes nuevos y siete estaciones más para la red, a fin de que entraran en servicio progresivamente hasta 2025. «Llegaron y pasaron página», puntualizan desde una Dirección General del ministerio.

Además del sistema ferroviario, Puente tiene otro frente abierto en el aeropuerto de Barajas, el principal de España por tráfico aéreo, y convertido en un albergue y campamento diario para unos 500 migrantes y personas vulnerables que pernoctan en sus instalaciones, sin que Aena, empresa pública dependiente de su ministerio, logre dar una solución.

Puente se abonó a perder las elecciones municipales con resultados históricos a la baja, junto al candidato a la Junta de Castilla y León y ahora colega de Gobierno, Óscar López, hasta que la unión de PP y Vox cerró su etapa de regidor en los únicos comicios en los que fue la lista más votada.

Su paso fugaz, sin pena ni gloria, como portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE fue su bautismo nacional. Aunque le pese, Puente y el también ministro de Transportes del primer Gobierno «bonito» de Sánchez, José Luis Ábalos, tienen mucho en común, además de las siglas del PSOE.

Hombres de confianza del jefe del Ejecutivo, perfiles duros del partido, ambos ejercieron de soldados sanchistas en dos momentos clave: fueron la cara del PSOE en la moción de censura a Rajoy en 2018 y de la investidura fallida de Feijóo en 2023.

Dos debates en los que fueron fieles al jefe y usaron un lenguaje áspero, sucio, de fango, lejos de cualquier consenso. En la bancada socialista todavía resuena aquella frase que espetó quien hoy es un apestado del PSOE, salpicado por el mayor caso de corrupción del «sanchismo», mientras que Sánchez tiene a su esposa y a su hermano imputados por casos de corrupción y tráfico de influencias. «Rajoy ha hundido hasta límites insospechados la dignidad de la sede que ocupa», sentenció Ábalos.

Con el mismo estilo se despachó Puente contra el ganador de las generales de 2023: «Forma parte del PP de Galicia, esa gran familia retratada en Fariña (serie televisiva sobre narcotraficantes)». El tándem Ábalos-Puente saltó por los aires al descubrirse la corrupción del «caso Koldo».

Máster "fake"

Su «puentismo» le lleva a mantener y lucir –en sus currículos oficiales del Palacio de La Moncloa, el ministerio y el PSOE– que en su formación académica hay un máster «fake» en Dirección Política de la Fundación Jaime Vera, con un posgrado que fue emitido, en un caso único en España, antes incluso de que acabara su licenciatura de Derecho y por una entidad que carece de potestad para emitir títulos oficiales homologados.

El «puentismo» lleva al ministro a criticar que Ayuso no le invite a una inauguración de Metro y la acusa de que los fondos para la obra son del Estado, cuando en realidad son de la Unión Europea, al tiempo que en la web de su ministerio silencia por completo que la actual reforma de la Estación de Chamartín, con cerca de 250 millones de euros de inversión, proceden directamente de los fondos europeos.

El escrutinio del perfil de quien es otro de los hombres que figuran en el grupo de empoderados por el «sanchismo» cabe rescatar un aviso a navegantes de quien también tiene el honor de haber sido reprobado por el Congreso de los Diputados y el Senado por PP, Vox, Junts, ERC y hasta Podemos: «Las carreteras no son gratis, o se pagan con impuestos o las pagan los usuarios», clamó en 2004. Es decir, el ciudadano paga dos veces por lo mismo, como contribuyente y también como conductor.

«Puentismo» en estado puro y candidato, especulan, a cubrir la vacante de la vicepresidenta y ministra de Hacienda y próxima candidata a presidir la Junta de Andalucía, María Jesús Montero, con quien está en las antípodas de las subidas de impuestos marca de la casa socialista.

En su balance de ocho años como alcalde de Valladolid, Puente sacó pecho por no haber subido los impuestos nunca a sus vecinos. Ese era uno de sus grandes lemas de campaña. «Puentismo fiscal» del ministro de la España que no funciona.