"Tierra firme"

Sánchez, durante la presentación de su libro, no cierra la puerta a un nuevo mandato: "No son tantos los años como las ganas"

El presidente del Gobierno responde a las palabras de Abascal: "Es de una extraordinaria gravedad" y defiende hablar de las "virtudes" de la amnistía

Los libros ofrecen la posibilidad al lector de conocer al autor y este a su vez tiene la oportunidad de desnudarse ante su público. De deconstruir la imagen forjada. Y eso mismo es lo que hizo ayer Pedro Sánchez en la presentación de su segundo libro autobiográfico en seis años de mandato. «Tierra Firme», a cargo de la editorial Península, del Grupo Planeta. La expectación era máxima.

Moncloa buscaba humanizar a un dirigente sobre el que día tras día, la acción de Gobierno y, en esta última parte, los pactos con los independentistas, han arrojado demasiadas sombras. La presentación sucede en un momento clave, en el que se comienza a tramitar la ley de la amnistía. Y el Ejecutivo consiguió ese objetivo, con un formato más distendido a los que habitualmente recurre el presidente, menos encorsetado y con oportunidad para un tono más relajado. Las formas van cambiando y de hecho reconoce en su libro que tendría que acudir más a los medios como hizo en campaña electoral. Lleva cuatro entrevistas desde que fue investido.

Pedro Sánchez se sometió este lunes a un formato dirigido por el presentador de televisión Jorge Javier Vázquez y la periodista Ángeles Caballero y consiguió trasladar La Moncloa al Círculo de Bellas Artes, donde le arroparon hasta catorce ministros, entre ellos dos de Sumar y la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Un acto al que también acudió el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras y el director del Área de Relaciones Externas del Grupo Planeta, Carlos Creuheras.

El presidente del Gobierno hizo un repaso en el tiempo desde que decidió convocar de forma adelantada las elecciones generales –tras el batacazo de la izquierda en las elecciones autonómicas del 28M- hasta la actualidad, ya investido como presidente del Gobierno. Una carrera de «fondo» como él mismo define en la que se sigue sintiendo «con ganas» de continuar. De hecho, reconoció que adelantó las elecciones «porque quería ganarlas». Y de cara a las próximas generales, deja la puerta abierta a otro mandato. «No son tantos los años como las ganas. Creo que hay un proyecto político para largo. Esto es a lo que aspiro», confirmó a la pregunta de si se ve volviendo a presentarse a unas elecciones generales o, por el contrario, en la oposición. Entonces será, previsiblemente, cuando nombre en un tercer libro a Carles Puigdemont o a Oriol Junqueras, a los que omite en «Tierra Firme». El presidente comparó su historia con el «mito de Sísifo». Relata que en precampaña, con la derrota previsible de las encuestas, sus cercanos le animaban con poca convicción, pero que después, conforme se acercaba las elecciones, los ánimos iban a más. «Pero esa también es mi historia, la del mito de Sísifo. Tenemos que coger otra vez la piedra y volver a subir», dijo.

Uno de los momentos más esperados era el de su réplica al presidente de Vox, Santiago Abascal, después de que este asegurara en una entrevista que la gente querría «colgar de los pies» al presidente. Fue el instante más serio de toda la presentación. «Es de una extraordinaria gravedad. Abascal no lo dice porque sí, no es un lapsus. Quiere que hoy estemos hablando de esto. Hay que recordar que el líder de Vox iba a ser vicepresidente del Gobierno de España», enfatizó. Además, subrayó que esas acusaciones eran «inéditas» en la historia democrática y tratan de convertir a la política «en un país donde todo se ha monopolizado por el discurso del odio», que vincula a Vox, al que tachó de «partido del odio».

Como viene haciendo en las últimas semanas, el presidente defendió la ley de la amnistía y llamó a hablar de las «virtudes» de la norma. «Nuestra transición parte de un origen que tiene que ver con el perdón, con la superación de una historia que durante la dictadura traumatizó a nuestra sociedad. Todo ello tiene que ver con la resolución de contenciosos políticos pero necesita de estos pasos trascendentes», aseguró, para después defender la diferencia entre los indultos y la amnistía. «Los indultos los aprobó el Ejecutivo y la amnistía va a ser aprobada por la mayoría de las Cortes», enfatizó. Sánchez se refirió a esta medida la víspera de que la proposición de ley que va a tramitar la amnistía se debata en el Congreso. Sacó pecho además de que la amnistía está respaldada por 178 diputados.

Las anécdotas

El presidente del Gobierno mostró en varias ocasiones su semblante más humano, todo ayudado de un conductor de la presentación que se prestaba a ello. Jorge Javier Vázquez aprovechó para aclarar, que pese a lo que parecía, su relación con el presidente del Gobierno viniera de largo tiempo atrás. De hecho, desveló que se conocieron la pasada semana en una reunión en Moncloa para preparar el acto. «Hemos tardado casi 10 años en conocernos. Ningún hombre ha durado tanto», bromeó. Su relación se remonta a su intervención estelar en 2014 en el programa «Sálvame» y al presentador se le ha relacionado en varias ocasiones con el PSOE. «Me han dicho que iba a ser alcalde de Madrid, ministro de Cultura… No me cae nada», ironizó.

Otra de las anécdotas tuvo que ver con el programa «Supervivientes», puesto que el presentador propuso al presidente que participara, a lo que éste contestó: «Pero, ¿eso dónde lo grabáis? Allí en Honduras... Lo hacéis en El Salvador, como tenemos un mediador», afirmó, provocando las risas del público. De esta manera, Sánchez buscó relativizar la figura del mediador para Junts y ERC.

Una de las anécdotas más aplaudidas fue la dirigida al ministro de Transportes, Óscar Puente, por sus sucesivas polémicas en redes sociales. «¿Bloquearías a alguien en Twitter?», preguntó Vázquez a Sánchez, quien replicó con un consejo a su ministro. «Ha habido dos cosas muy importantes que he hecho en mi vida; una hace más de 20 años fue dejar de fumar y otra, hace más de 10 años, dejar mis redes sociales en manos de una community manager». Lo hizo para después apoyar a su ministro, del que destacó que trató de llevarle tiempo atrás a Moncloa. «Ya por fin me hizo caso», dijo en un guiño a Puente.