Política

Gobierno de España

Sánchez hará un “veto de legislatura” a Vox

Adriana Lastra convocará al resto de partidos a una ronda de contactos en el Parlamento en la que no se hablará de posibles pactos de investidura. Este asunto solo se tocará tras el 26-M

Pedro Sánchez en el Palacio de La Moncloa durante un encuentro cultural el pasado mes de febrero / Foto: Cipriano Pastrano
Pedro Sánchez en el Palacio de La Moncloa durante un encuentro cultural el pasado mes de febrero / Foto: Cipriano Pastranolarazon

Adriana Lastra convocará al resto de partidos a una ronda de contactos en el Parlamento en la que no se hablará de posibles pactos de investidura. Este asunto solo se tocará tras el 26-M.

Los partidos políticos han empezado la típica partida de ajedrez tras las elecciones, con el agravante de que hay poco tiempo para la resaca porque la semana que viene empieza una dura campaña electoral de municipales y europeas, y también de autonómicas excepto en País Vasco, Galicia, Valencia, Andalucía y Catalunya.

En este escenario hay que entender que Ciudadanos siga acosando por tierra, mar y aire a Pedro Sánchez, que el presidente del Gobierno ofrezca sólo un pacto de legislatura a Podemos, rechazando en principio un gobierno en coalición al que el dirigente de Podemos se aferra como clavo ardiendo. Las tres fuerzas están marcando el terreno de cara a los próximos comicios. Ciudadanos erigiéndose como la alternativa de oposición para arrinconar al PP en las municipales y lograr el sorpasso en europeas y autonómicas, al menos en Madrid, Podemos como el garante de políticas de izquierda con el objetivo de conservar sus «ayuntamientos del cambio», en especial Barcelona y Madrid, y el PSOE manteniendo la calma para revalidar su victoria y consolidar sus mayorías en todo el territorio. Ante los órdagos de Podemos, comprensión, a sabiendas que Pablo Iglesias no puede bloquear la legislatura y si lo hace se podría girar en su contra.

Capítulo aparte merece el Partido Popular. Pablo Casado se ha lanzado contra VOX, que ahora califica de «ultraderecha», pero lo cierto es que en su partido hay de todo. Desde quienes consideran que es necesario «ensanchar el centro», como es el caso de Nuñez Feijoó y Juan Manuel Moreno Bonilla, o quienes no renuncian a pactar con la formación liderada por Santiago Abascal y mantener un discurso duro tanto en la forma como en el fondo. Exponenes de esta manera de entender la estrategia del PP serían Cayetana Álvarez de Toledo y la candidata madrileña Isabel Díaz Ayuso. Los populares afrontan los próximos comicios con una evidente debilidad fruto del barapalo recibido en las legislativas y falta de consistencia en el discurso.

VOX también es capítulo aparte y, sobre todo, diferente. Más allá de solicitar la repetición del recuento electoral, la ultraderecha muestra su insatisfacción con los resultados. La percepción era que iban a lograr un resultado espectacular, pero se han quedado en una posición irrelevante. Esta posición será explotada por Pedro Sánchez descartando a VOX de cualquier conversación y, mucho más, negociación sobre la Mesa del Congreso. Es más, fuentes socialistas afirman que esta decisión no es baladí y que marcará la actitud de los socialistas con la formación de la ultraderecha nacionalista en toda la legislatura.

El presidente en funciones ha convocado la próxima semana a Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias, en orden correlativo a sus resultados electorales. Con Casado en primer lugar, el presidente reconoce el papel de líder de la oposición al presidente del PP, ninguneando de esta forma a Rivera. También Iglesias ha demostrado su malestar por ser el último en ser convocado en La Moncloa, pero de esta forma, Sánchez pone negro sobre blanco su estrategia. Podemos es el socio preferente, pero ha sufrido una derrota electoral, y no tiene ningún interés en darle más protagonismo que el necesario. Ante sus órdagos, comprensión, a sabiendas que Pablo Iglesias no puede bloquear la legislatura y si lo hace se podría girar en su contra. Esta es la posición socialista, al menos de momento.

En Moncloa, los líderes políticos analizarán los resultados electorales y todos expondrán a Sánchez su posición. Fuentes del entorno presidencial cuentan a LA RAZÓN que el presidente «escuchará y tomará nota, pero sólo hablará de la configuración de la Mesa del Congreso. De pactos de legislatura, nada de nada hasta después del 26-M». Los líderes de los principales partidos serán los únicos en ser recibidos por el presidente. Esquerra Republicana, Partido Nacionalista Vasco, Partido Regionalista de Cantabria, Junts per Catalunya, Coalición Canaria y Compromís no pasarán por Moncloa pero no serán excluidos de las negociaciones sobre la composición de la Mesa del Congreso. La cita la tendrán con Adriana Lastra, la jefa de filas del Grupo Socialista que los convocará a todos y cada uno de ellos en el Congreso. Ni tan siquiera ERC ha hecho caballo de batalla en esta cuestión. De hecho, asumían que Sánchez no los recibiría en el Palacio de La Moncloa, y se dan por satisfechos con este encuentro.

Para los republicanos, la composición de la Mesa no es el centro de su debate político y guardan fuerzas para la investidura, los pactos legislativos y, sobre todo, las conversaciones sobre la situación en Cataluña siendo este último punto el principal en la ageda de los reublicanos.

Y como no podía ser de otra manera, en las últimas horas, han empezado las quinielas en los pasillos del poder socialista. Qué ministro entra, qué ministro sale, quién accederá al crucial puesto de presidente (o presidenta) del Congreso de los Diputados. «Todo esto son elucubraciones», apuntan fuentes socialistas». Pedro Sánchez está estudiando perfiles de posibles ministros, analizando a su actual equipo pensando en un gobierno monocolor tras la cita con las urnas el día 26. Antes de ese día, solo está garantizada la marcha del titular de Exteriores José Borrell, como candidato a las europeas, con la salvedad de si el presidente o presidenta del Congreso sale del ejecutivo. De momento, el círculo más cercano a Pedro Sánchez, en el partido y en Moncloa, guarda silencio.