Investidura
Sánchez pide paso: «Ahora nos toca a nosotros»
Malestar en Moncloa por el «inoportuno» movimiento de ERC y Junts reclamando el referéndum: «No vamos a pasar por ahí»
El «tiempo de Feijóo» ha acabado. El candidato del PP certificó ayer su fracaso en la investidura, activando inmediatamente la cuenta atrás para la repetición electoral, el próximo 14 de enero. Pedro Sánchez ha utilizado este «mes en blanco» –como lo definen los socialistas– para ir avanzando en los contactos de cara a un futuro intento por su parte. El líder socialista aspiraba a hacerlo con discreción, reservando todo el desgaste y la atención mediática a los esfuerzos estériles de Génova.
Sin embargo, la negociación sobre una eventual amnistía a los encausados del «procés» para conseguir el apoyo de Junts ha acaparado los titulares y ha aplicado una presión extra a las conversaciones. Desde su entorno e incluso el propio presidente del Gobierno en funciones de viva voz han emplazado en diversas ocasiones a esperar a que terminase el encargo de Feijóo para comenzar a desenvolverse con total transparencia. Ese momento ha llegado. Sánchez pide paso. «Ahora nos toca a nosotros», señalan desde Moncloa.
La celeridad de la que se quiere dotar a los tiempos es total. El martes, el líder del PSOE comparecerá ante el Rey a las 10:00 horas, sin que previamente lo haya hecho el grueso de partidos que deberían conformar su mayoría. No lo harán ni ERC, ni Junts, ni Bildu, ni el BNG, que representan hasta 20 escaños de esa mayoría. Por lo que Felipe VI deberá tomar la decisión –de si propone a Sánchez o no como candidato– únicamente con las impresiones que le traslade éste. El presidente del Gobierno en funciones espera acabar la jornada con el encargo oficial por parte del Monarca y será ya entonces cuando agende su propia ronda de contactos con los grupos parlamentarios y los agentes sociales para exponerles su programa de gobierno de cara a conseguir la confianza de la Cámara.
A partir de este momento, el secretario general socialista también tendrá que ofrecer las oportunas explicaciones y realizar la imprescindible pedagogía ante la opinión pública para tratar de imponer el relato de que aquello que se está dispuesto a ceder ante el independentismo no obedece exclusivamente a un interés particular –el suyo para superar la investidura–, sino que tiene un alcance superior en beneficio del interés general.
Aunque parezca que el horizonte hacia la investidura de Sánchez se despeja, en las últimas horas se ha producido una importante distorsión. La propuesta de resolución de ERC y Junts aprobada en el Parlament condicionando su apoyo al candidato socialista a que se produzcan «avances» hacia el referéndum ha enrarecido las negociaciones. Por primera vez, PSOE y PSC adoptaron una posición proactiva, respondiendo a los posicionamientos independentistas, que hasta este momento se habían ignorado, encuadrándose en la «pugna» electoral entre ellos.
Sin embargo, el hecho de que, de forma inédita desde el 23J, ERC y Junts hayan exhibido un frente común obligó a los socialistas a marcar posición. Lo cierto es que la apuesta por la discreción de Moncloa ha dejado un vacío comunicativo que han ido llenando otros portavoces –desde Yolanda Díaz hasta Oriol Junqueras– de manera que el Gobierno se ha encontrado con un marco retórico autoimpuesto. La amnistía se da ya por descontada, sin que el PSOE la haya llegado siquiera a verbalizar, y ahora se eleva considerablemente la apuesta hasta el referéndum.
En Moncloa ha causado un profundo malestar que se ponga esta cuestión sobre la mesa. «No vamos a pasar por ahí. No hay ninguna duda al respecto», señalan fuentes gubernamentales sobre la consulta, reseñando la necesidad de «dejar las cosas claras» después de que se haya decidido dar una patada al tablero por parte del independentismo. La sensación, después de unas horas y ya reposada la reacción inicial, es que todas las partes intentaban ayer rebajar el tono y acercar posiciones. Las negociaciones no se han roto y desde el entorno de Sánchez se traslada el convencimiento de que «habrá gobierno».
No obstante, sí creen que es importante recordar –como un síntoma de fortaleza dentro de la negociación– que «la opción de la repetición electoral sigue abierta» y que el botón nuclear para forzar la cita con las urnas corresponde a Sánchez. A esto obedece que, tal como publicara este diario, se evite desde el Gobierno asumir la amnistía como una propuesta propia o un escenario viable, porque si finalmente el país se ve abocado a repetir los comicios, esta cuestión podría suponer un lastre para las expectativas electorales de los socialistas.
No obstante, la hoja de ruta del Ejecutivo sigue pasando por conseguir cerrar un acuerdo y la investidura, por eso ha sentado tan mal que los independentistas hayan decidido descolgarse con nuevas condiciones. «Había que marcar perímetro», señalan, justificando el comunicado conjunto que emitieron PSOE y PSC en respuesta a ERC y Junts, en el que emplazaban a seguir explorando la senda del diálogo. «En medio de las negociaciones no puedes meter esto», inciden, en referencia al referéndum. El salto cualitativo, más allá de la unidad de acción del independentismo, lo aprecian en la ruptura de la discreción con que se estaban desarrollando hasta ahora las conversaciones.
Las citadas fuentes califican de «inoportuno» el momento, porque ni se está hablando del referéndum en la mesa de negociación ni es un extremo que se vaya a explorar. «Es una línea roja. Un callejón sin salida. Con nosotros para esto que no cuenten», zanjan. Además, desde el entorno socialista se critica el «error estratégico» que supuso ayer derivar el debate hacia esta cuestión en la última sesión del debate de investidura de Feijóo, cargando de argumentos al líder del PP y desviando el foco de su derrota parlamentaria y su pérdida de apoyos.
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