
Memoria Histórica
Santander (PP) borra a Franco sin que la izquierda deje de quejarse
Sin honores al dictador y nuevas calles.Vox votó en contra y el PSOE se abstuvo

Generales que estuvieron a las órdenes de Franco, como Fidel Dávila, Alonso Vega y Moscardó; emblemáticas batallas de la Guerra Civil, como las de Brunete y Belchite, o ases de la aviación –reconocidos incluso por sus oponentes republicanos–, como García Morato o Carlos Haya, desaparecen de las calles de Santander por decisión del Ayuntamiento cántabro.
Además, y en cumplimiento de lo dispuesto por la Ley de Memoria Democrática, el Pleno municipal revocó ayer los títulos y distinciones otorgadas a Francisco Franco y Luis Carrero Blanco. Así, cincuenta años después de su muerte, Franco deja de ser Alcalde Honorario, pierde la Medalla de Oro, las Llaves de la ciudad y una Placa de Oro y Brillantes al Mérito en la Reconstrucción de Santander.
No se ha escuchado a los ciudadanos
El mismo orden del día preveía el cambio de nombre de 15 calles con denominaciones franquistas. Salió adelante con los votos favorables del PP, con mayoría absoluta, el rechazo de Vox y la abstención de PSOE, PRC e IU, que consideran que no se ha escuchado a los ciudadanos.
Con este acuerdo plenario, Santander cumple el mandato de la Fiscalía Delegada de Derechos Humanos y Memoria Democrática, que el 22 de marzo dio un mes de plazo para aprobar la retirada de las placas de las calles con connotaciones al régimen de Franco.
Además, sendos acuerdos plenarios de 2015 y 2016 ordenaban la retirada del callejero municipal de dieciocho denominaciones vinculadas al franquismo, así como de dos monumentos públicos.
En el caso de la propuesta de retirar los honores concedidos por la ciudad a Franco y a Carrero Blanco, como también reclamó la Fiscalía en su requerimiento al Ayuntamiento para que cumpla la Ley de Memoria Democrática y los acuerdos que aprobó el pleno municipal hace ya una década, salió adelante por unanimidad.
Reproche por las prisas
La oposición, salvo Vox, celebró el cambio del callejero, pero reprochó a la alcaldesa de Santander, Gema Igual, las prisas con las que se va a hacer, cuando el Ayuntamiento ha tenido diez años desde que lo acordó el pleno, y que no se haya escuchado la opinión de los grupos políticos ni de los vecinos.
Con estos cambios, General Dávila, una de las principales avenidas de la ciudad, pasará a llamarse Paseo de Altamira, y Camilo Alonso Vega recibirá el nombre del poeta José Hierro.
Otras de las calles que tendrán nueva placa son Alto de los Leones, que cambiará por Benito Madariaga; Belchite, por José Luis Casado Soto; Brunete, por Carmen y Joaquín González Echegaray; Capitán Cortés, por Miguel Ángel García Guinea; Carlos Haya, por Antonio de Tova y Arredondo; y García Morato, por Juan Antonio Gutiérrez de la Concha. También se cambiará General Moscardó por Bernardo de Miera y Pacheco, entre otras vías de la ciudad.
La Fiscalía apelaba a cumplir las obligaciones establecidas por la Ley de Memoria Democrática, en especial su artículo 35, que califica como contrarios a esta norma todos los elementos públicos que exalten el golpe de Estado, la dictadura o sus estructuras represivas. Además, recuerda que el artículo 40 obliga a retirar honores o distinciones a figuras vinculadas al franquismo, y que el artículo 60 tipifica como infracción grave el mantenimiento de símbolos que supongan humillación para las víctimas.
De no haber actuado el Ayuntamiento, se habría expuesto a la apertura de un expediente sancionador.
“Boicot” a la Fundación Franco
El acto que la Plataforma 2025 –entidad alternativa a los 50 años del 20N del Gobierno– iba a celebrar este viernes en Santander ha sido pospuesto al cancelarse de forma unilateral el último recinto habilitado a tal efecto en la capital cántabra.
Tras una primera convocatoria fallida en la Real Sociedad de Tenis de la Magdalena, y la segunda a última hora en el Gran Hotel Victoria –que canceló “por motivos de seguridad”–, sus organizadores lo acharon a “intensas presiones por parte de medios de extrema izquierda y colectivos comunistas, que habrían instigado una campaña de acoso y amenazas contra los espacios dispuestos a acoger la cita”.
Por su parte, la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) –su presidente ejecutivo, Juan Chicharro, era uno de los ponentes junto al historiador y escritor Fernando Paz– emitió ayer un comunicado denunciando que el evento fue “anulado por la cobardía de unos y el odio sectario de otros”, pero “aquellos que piensan que no se va a celebrar se equivocan”.
“El acto queda pospuesto y por supuesto que se celebrará. Nadie impedirá que ejerzamos nuestro derecho constitucional de reunión”, apuntaba la FNFF antes de compartir que “se avisará oportunamente el día y la hora” de la próxima cita.
Como ha ocurrido tras algún otro boicot a la presentación de libros o en el caso de la cena anual de la Fundación Franco, ya hay ofertas que permitirían desarrollar la actividad prevista en el futuro.
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