
La vía «lepenista»
Sectores de Vox alertan de una «podemización» en el discurso
Abascal lo fía todo a la vía «lepenista»: apuesta por perfiles jóvenes y rompe con cualquier referente y principio liberal

El pasado año, en pleno verano, coincidiendo con el primer aniversario de unas generales aciagas, Santiago Abascal dio un golpe de timón de 180 grados al rumbo de Vox. Lo hizo en dos pasos. Primero, tras las elecciones europeas, cambió de aliados en Bruselas: rompió con ECR, el grupo de reformistas y conservadores –del que había formado parte la legislatura anterior y donde se encuentra Fratelli D’ Italia, formación de Giorgia Meloni– y decidió aliarse con Patriots. Es decir: con Le Pen y Orban. Dos referentes políticos que en poco se parecen a la primera ministra italiana.
Justo después, y con el pretexto del reparto de los menores inmigrantes, ordenó a sus dirigentes territoriales, de forma unilateral, romper todos los gobiernos autonómicos que, en ese momento, había en coalición con el Partido Popular: Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Murcia. Una enmienda a la totalidad a la estrategia seguida desde 2019, cuando el afán era pisar moqueta en España y tejer alianzas con formaciones liberales en Europa.
Desde entonces, Vox ha apostado por una línea clara: el «lepenismo». El Frente Nacional de Francia se ha convertido en la principal referencia. Y el discurso, progresivamente, se ha ido orientando hacia el «estatalismo», tal y como denuncian algunos sectores críticos con el camino que ha emprendido la formación, pues denuncian una pérdida absoluta de referentes y principios liberales.
La marcha más paradigmática fue la de Iván Espinosa de los Monteros, uno de los fundadores y rostro preclaro del partido. Pero no fue la única. También abandonaron el barco –o les invitaron a hacerlo– otros mandos de claro corte liberal, como el economista Rubén Manso.
Lo cierto es que el cartel de Vox, a día de hoy, se reduce a una persona: Abascal. No obstante, han ido ascendiendo a su núcleo duro perfiles jóvenes como la portavoz en el Congreso, Pepa Millán, o el diputado Carlos H. Quero, ahora portavoz adjunto en la Cámara Baja, en sustitución de Ortega Smith, que ha sido relegado en contra de su voluntad y con reproches. La nueva apuesta de Vox rompe con los estereotipos. Es doctor en Historia por la Complutense y lleva un pendiente en la oreja.
Quero es el responsable de pivotar la campaña «Madrid sur ¡en pie!», que consiste en recorrer barrios del extrarradio de las grandes ciudades. El leitmotiv: la crisis de la vivienda. En la diana, no sólo el Gobierno de Sánchez, sino también las políticas del PP. «Ayuso niega la vivienda a los españoles», denunció hace poco el portavoz, que cargó contra «una clase política que pone alfombra roja a los buitres y les dice que vengan».
Sus palabras, claramente dirigidas a seducir a las clases obreras, han causado estupor entre dirigentes de Vox. En los últimos días, ha circulado en los grupos internos un tuit del portavoz adjunto de Más Madrid en la Asamblea madrileña, Emilio Delgado, que reprochaba: «Se aplaude un discurso que algunos, humildemente, llevamos haciendo y nutriendo de forma mucho más concreta y aterrizada». A juicio de un cargo del partido, lo que viene a decir es: «Que le devuelvan su discurso, que se lo han robado».
Fue Podemos el partido que lideró la lucha contra los «fondos buitre» que invierten en el suelo. Ahora, Vox iza la bandera contra la inversión privada en el sector inmobiliario. Es más, plantea que los poderes públicos limiten los beneficios de los parques residenciales, garantizando la «función social» de la vivienda. Una línea intervencionista que rompe con cualquier principio liberal.
El detalle
►El pasado viernes, en la ciudad de Valencia, tenía lugar un evento organizado por el grupo político Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), en el que se integró Vox durante la anterior legislatura europea y del que a día de hoy forma parte el partido de Giorgia Meloni. Entre los intervinientes, se encontraba el que fue portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros. Un día antes, casualmente, Santiago Abascal acudió a Roma de forma fugaz para entrevistarse con la primera ministra italiana.
Lo hizo con la misión de boicotear la participación de Espinosa, que ayer publicaba un mensaje bien directo en su cuenta de X: «Muchas gracias a todos aquellos que se mantuvieron firmes a pesar de la presión de quienes abandonaron el grupo». Y añadía: «Increíbles los detalles que me han llegado este fin de semana de cómo algunos han movido Roma con Santiago para que yo no interviniera… en un acto del grupo que abandonaron de forma inexplicable (o sí). Seguimos (donde siempre)».
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