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Tres ex consellers rechazan la vía unilateral

Jané, Baiget y Ruiz eluden vincular su salida con el 1-O y dicen que se buscó una «solución pactada»

Pere Aragonés, en la imagen, se acogió ayer a su derecho a no declarar como testigo / Efe
Pere Aragonés, en la imagen, se acogió ayer a su derecho a no declarar como testigo / Efelarazon

Jané, Baiget y Ruiz eluden vincular su salida con el 1-O y dicen que se buscó una «solución pactada».

Como si de un anatema independentista se tratase, tres ex consejeros de Carles Puigdemont se prodigaron ayer en requiebros y matizaciones para evitar vincular su salida del Govern en julio de 2017, en la recta final del «procés», con su rechazo a asumir la vía unilateral en la convocatoria del referéndum soberanista. Ni Jordi Jané ni Meritxell Ruiz ni Jordi Baiget –ex responsables de Interior, Educación y Empresa, respectivamente– quisieron atribuir su defección a la evidencia de que, a esas alturas, la posibilidad de pactar la consulta con el Gobierno de Mariano Rajoy era una quimera.

Sin embargo, tras innumerables circunloquios, los tres testigos acabaron admitiendo, siquiera de puntillas, que ese horizonte unilateral fue una de las razones que apuntalaron su portazo a Puigdemont. Al menos respiran aliviados. Hoy, dos de sus sustitutos –Joaquim Forn y Santi Vila– se sientan en el banquillo y la tercera, Clara Ponsati, procesada por rebelión, está refugiada en Escocia.

«La eventualidad de que en el futuro pudiese no darse un escenario de acuerdo», acabó admitiendo el antecesor de Forn, fue una de las causas que motivaron su renuncia (junto a una «dedicación muy intensa», añadió, y haber cumplido sus objetivos en Interior).

Los ex consellers coincidieron en que hasta el momento de su marcha la Generalitat solo contemplaba «un referéndum acordado» y que la vía unilateral ni siquiera se había puesto sobre la mesa. Y eso que para entonces la Generalitat ya había presentado en sociedad la fecha y la pregunta de la consulta e incluso, el mismo día que se hizo público el cese de Baiget, el 4 de julio, el borrador de la Ley del Referéndum. «Estaba convencido de que se llegaría a algún tipo de acuerdo», dijo Jané, para quien esos pasos al frente de la Generalitat «no tenían valor jurídico alguno» y sólo buscaban presionar al Estado. «La vía que estaba abierta –añadió– era la de intentar por todos los medios llegar a una solución acordada».

«En las reuniones del Govern siempre se habló de diálogo y de pacto con el Gobierno», remató Meritxell Ruiz. La ex responsable de Educación –que según afirmó había sido apercibida hasta en cinco ocasiones por el Tribunal Constitucional– sí reconoció que era previsible que, una vez conocida la fecha del referéndum, «se incrementaría la tensión dialéctica con el Gobierno y me costaba verme en esa tensión. Creía que podía aportar poco en ese escenario».

A Baiget, las acusaciones le recordaron su entrevista en el Punt Avui, detonante de su cese, en la que calificaba de «irresponsabilidad» seguir adelante con la vía unilateral. «A mí me cesó el president por falta de confianza», se fue por las ramas antes de admitir que el creía que «se tenía que ir a un proceso pactado» y que «hubo una relación causa-efecto» de esa entrevista con la decisión de Puigdemont de prescindir de él horas después.

Tanto él como la ex consellera de Educación negaron expresamente que Puigdemont les exigiera compromiso con la vía unilateral. Ruiz fue más allá y dijo que «nunca» se le pidió que pusiera los colegios a disposición de la infraestructura del referéndum ilegal como centros de votación.