Un Rey constitucional

Su Majestad el Rey Don Felipe VI abre un nuevo tiempo en nuestra historia como nación. Hereda un legado inconmensurable de manos de su padre, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I. Un reinado que ha sido de todos y para todos. Sin embargo, ahora afronta la labor de construir una monarquía renovada para una España muy diferente. Sin miedo a avanzar, sin romper con el pasado, sin romper puentes de convivencia. A partir de la jornada histórica que vivimos ayer, su misión será que todo un país se sienta impelido en la misma dirección y sustentado en la fuerza motriz que supone un futuro compartido.

Don Felipe VI ha crecido con la Transición y ha vivido de primera mano el gran desarrollo económico y social de España en las últimas cuatro décadas. Ha crecido al mismo ritmo que nuestro país maduraba; ha madurado a la par que nuestra nación crecía. La Constitución que nos une como país ha sido y sigue siendo su guía. Un Rey constitucional; porque la Carta Magna es lo que nos hace a todos iguales y es lo que nos convierte, por ley y por historia común, en ciudadanos del Reino de España.

Tanto Su Majestad el Rey Don Felipe VI como su Majestad la Reina Doña Letizia son conscientes del legado que heredan y ambos sabrán afrontar los retos a los que nos enfrentamos en este siglo. Un siglo que vendrá marcado por nuestra capacidad para seguir creciendo dentro de la Unión Europea.

La sociedad actual es global y las soluciones deben ser no menos globales. El siglo XXI exige una aproximación renovada a la tarea de liderar cualquier nación, más próxima a los ciudadanos, más arraigada en la sociedad.

Se ha destacado en muchas ocasiones: Felipe VI es el monarca mejor preparado para este momento. Pero también vivimos en la sociedad más preparada y más exigente de nuestra historia. El reinado que ha comenzado inaugura un nuevo periodo que va a exigir, una vez más, lo mejor de todos nosotros, lo mejor de nuestros Reyesy lo mejor de cada uno de los ciudadanos que construimos este país. Lo mejor de España.