Educación
Los cinco principios de la disciplina positiva para Álvaro Bilbao
El neurospicólogo define este método como la mejor forma para educar a niños con una buena autoestima
En los últimos años, hemos oído hablar mucho de "la disciplina positiva", pero muy pocas personas saben realmente de qué se trata. Es un método para enseñar a padres y educadores a construir una relación con sus hijos que les ayude a desarrollarse de forma positiva. Es decir, para que puedan ayudar al niño a llegar a ser una persona segura de sí misma y autónoma. Cuando hablamos de autonomía nos referimos tanto a la parte intelectual -saber resolver problemas por si mismo- como emocional -saber tomar buenas decisiones para su vida, independientemente de lo que piensen los demás-.
En otras palabras, su objetivo es educar a los niños para que tengan una buena autoestima, una buena confianza en sus propias capacidades y ser capaces de actuar conforme a sus propios intereses y valores. Para ello, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, ha recopilado cinco principios de la disciplina positiva que su fundadora, Jane Nelsen, estableció y que son la base de que este método sean tan eficaz y popular hoy en día.
1. Firmeza, pero también amabilidad
Una de las claves de la disciplina positiva es precisamente la disciplina. Esto significa constancia y superación y es la clave que permite a los niños desarrollar confianza en sus propias habilidades y ganar autocontrol. Cuando educamos con disciplina enseñamos a los niños a no rendirse, a saber que hay momentos para jugar y momentos para ordenar. Momentos para corretear y momentos para estar sentados en la mesa. Momentos para divertirse y momentos para estar concentrados.
Sin embargo, la otra clave es también esencial. Esa disciplina no se consigue a base de castigos o gritos sino que se consigue a base de paciencia, de constancia y de orden, siempre de una forma amable que permita a los niños crear una asociación positiva.
2. Sentido de pertenencia
Dos de las necesidades psicológicas más importantes durante la infancia consisten en sentirse valioso y aceptado dentro de un grupo (bien sea la familia o la escuela). Cuando gritamos, pegamos o castigamos estamos quitando valor al niño, que se merece todo el respeto y, por lo tanto se siente desvalorizado. A su vez cuando se siente desvalorizado pierde sentido de pertenencia en su propia familia lo que en conjunto tiene un efecto muy negativo en su autoestima y confianza. Sin embargo, cuando educamos de forma positiva el niño tiene una experiencia de revalorización y significado lo que hace que se sienta más seguro.
3. Educación a largo plazo
Una de las características de los castigos es que la ciencia ha demostrado que son poco efectivos a largo plazo. Es por eso que los especialistas recomiendan una y otra vez que no son eficaces para educar. Sin embargo, los principios de la disciplina positiva basados en el respeto, la disciplina y el afecto son mucho más eficaces, no solo para promover que los niños aprendan y respeten las normas, sino también para desarrollar valores positivos, seguridad y confianza como vas a poder leer a continuación.
4. Respeto y otros valores
Cuando castigamos enseñamos al niño que unas personas son más importantes que otras, que la fuerza es más importante que la razón y que podemos hacer daño a los demás para conseguir lo que queremos. Cuando utilizamos la educación en positivo lo que conseguimos es que el niño desarrolle valores como el respeto, la empatía, la resolución de problemas, la cooperación y la responsabilidad.
5. Confianza en sus propias capacidades
¿Alguna vez has sentido de que les estás cortando las alas a tus hijos? Es normal cuando regañamos, gritamos o amenazamos porque intentamos que el niño deje de expresar su forma de ser. Sin embargo, cuando educamos a un niño con comprensión, paciencia, orden y disciplina se sentirá seguro de sus capacidades. Y da igual que sea rebelde o introspectivo. Ser capaz de controlar su carácter para conseguir lo que se propone y entender a los demás no le cortará las alas, le va a hacer volar más alto todavía.
Los principios de la disciplina positiva son de sentido común si quieres educar niños seguros de si mismos, autónomos y sobre todo que se sientan bien consigo mismos. Desde su experiencia personal, Bilbao asegura que es un viaje apasionante que sólo te abre puertas a descubrir una nueva forma de estar y sentir a tus hijos o alumnos.
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