
Psicología
Círculos de control: la estrategia de Harvard para enseñar a los niños a manejar sus emociones
Cómo enseñar a tus hijos a diferenciar lo que pueden y no pueden controlar

En la crianza, es habitual que madres y padres se sientan sobrepasados por las emociones de sus hijos. Queremos protegerlos de todo malestar, pero la realidad es que no siempre podemos controlar lo que sienten o viven. Lo que sí está en nuestras manos es ayudarles a reconocer, comprender y gestionar sus emociones desde pequeños.
Según expertos de la Universidad de Harvard, existe una herramienta sencilla y muy efectiva para trabajar la educación emocional en la infancia: los Círculos de control.
¿Qué son los Círculos de control?
La dinámica de los Círculos de control, pensada para niños entre 7 y 12 años, les enseña a distinguir entre:
Lo que está bajo su control: pensamientos, palabras y acciones.
Lo que no pueden controlar: las decisiones de los demás, circunstancias externas o resultados.
Este ejercicio ayuda a los niños a comprender que, aunque no puedan cambiar todo lo que ocurre, sí tienen poder sobre cómo reaccionan frente a las situaciones difíciles.
Cómo aplicar la actividad paso a paso
Los expertos de Harvard proponen seguir cinco pasos sencillos para trabajar los Círculos de control con tus hijos:
Nombrar lo que les preocupa
Anima a tu hijo a expresar aquello que le genera miedo, tristeza o frustración.Identificar lo que está bajo su control
Haz una lista junto a él con acciones concretas: estudiar más, pedir ayuda, expresar lo que siente…Reconocer lo que no pueden controlar
Explícale que no depende de él lo que otros piensen o lo que ya ocurrió.Crear un plan de acción
Guíalo para que él mismo piense en pasos prácticos que lo ayuden a sentirse mejor.Incluir habilidades de afrontamiento
Técnicas como respirar profundo, escribir un diario, escuchar música relajante o hablar con alguien de confianza pueden ser de gran ayuda.
Consejos para que la técnica sea más efectiva
Para que los Círculos de control se conviertan en una herramienta útil en la crianza, Harvard recomienda:
Integrarlos en las rutinas diarias: dedicar unos minutos antes de dormir o al iniciar el día.
Dar ejemplo: muestra a tus hijos cómo tú también aplicas este método en tu vida.
Usar recordatorios visuales: dibuja los dos círculos y colócalos en un lugar visible de casa.
Beneficios de los Círculos de control en la infancia
La práctica constante de esta estrategia aporta múltiples beneficios:
Reduce la sensación de agobio en los niños.
Refuerza su autonomía emocional.
Les enseña a aceptar lo que no pueden cambiar y a centrarse en lo que sí depende de ellos.
Permite a padres y madres acompañar con calma y empatía, sin intentar controlar lo incontrolable.
En definitiva, los Círculos de control de Harvard no solo ayudan a los niños a gestionar sus emociones, sino que también fortalecen el vínculo familiar y nos recuerdan que, aunque no podamos evitar las dificultades, sí podemos enseñar a nuestros hijos a enfrentarlas con herramientas sanas y efectivas.
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