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Praise be (Alabado sea)

Opinión: La serie el Cuento de la Criada, a pesar de su dureza y violencia, tiene momentos llenos de belleza conmovedora donde la bondad y la compasión se abren paso en la cruel República de Gilead.

Una escena de la serie donde Serena y su criada planean cómo saltarse la ley para ayudar a la bebé de Janine a sobrevivir
Una escena de la serie donde Serena y su criada planean cómo saltarse la ley para ayudar a la bebé de Janine a sobrevivirlarazon

Incluso en la crueldad y el infierno que supone vivir en Gilead, hay momentos de extrema belleza porque florecen en el medio de la miseria las actitudes más conmovedoras que el ser humano puede llegar a expresar.

Hace tiempo que quería escribir sobre las sensaciones que me provoca la magnífica serie El Cuento de la Criada. Quería esperar a que terminara la segunda parte para poder verla del tirón y no someterme a la tiranía de tener que esperar una semana entre capítulo y capítulo. Al final no he podido sucumbir a la tentación y voy al día.

Se habla mucho de su crueldad y su violencia y apenas he leído (no significa que no se haya escrito) los momentos de extrema belleza que florecen en el medio de la miseria, así como las actitudes más conmovedoras que el ser humano puede llegar a expresar y que, en el medio de la miseria más absoluta afloran también en la serie. (Atención, este artículo contiene SPOILER hasta el capítulo 8 de la segunda temporada)

Está de moda la palabra sororidad y he terminado por no utilizarla no por lo que representa, que es encomiable, si no por el uso ideológico que se le da por quienes generalmente la llevan como estandarte. Por encima del lenguaje están los actos y los sentimientos sobreviven a las ideologías, afortunadamente. Ser solidario con el igual no es un acto que pertenezca a una corriente política sino a la bondad que es universal.

La famosa sororidad que es la unión entre las mujeres por cuanto son “hermanas” y que se unen para ser solidarias entre ellas y juntas alcanzar la igualdad, es una idea hermosa pero que no se la ha inventado el feminismo de nueva ola. Ni siquiera el feminismo. En realidad casi ningún concepto que la progresía se atribuye como propio les corresponde ni lo han inventado. Ni la solidaridad, ni el amor al prójimo, ni la bondad, ni la compasión. De hecho tampoco hace falta tener unas vasta cultura para relacionar todos estos valores con los del cristianismo por mucho que ahora declararse creyente sea la nueva disidencia. De estos valores venía a hablar porque, a pesar de la crueldad de la serie, los encontramos en cada episodio. En detalles nimios pero que engradecen a quienes los ejercen. Valores que aportan esperanza a aquellos que son desheredados y que, para quienes somos creyentes, representan cómo Dios habla a través de los hombres.

La belleza que, a pesar de la crueldad, encontramos en la serie expresada en valores universales

-Bendito sea el fruto. Los bebés, lo más valorado.

Los bebés son los seres más valorados en la república de Gilead por s terrible escasez. Precisamente el asalto al Congreso, la suspensión de la Constitución y los derechos civiles y establecer una terrible teocracia, viene dada, en buena parte porque Estados Unidos se ha quedado, por efecto de la contaminación, en un país donde la tasa de fecundidad había bajado al 82%.

Ese amor a los bebés es incluso capaz de que por unos segundos podamos empatizar a través de la compasión con el horrible y cruel personaje de la Tía Lydia. Cuando la hija biológica, que no legal, de Janine, se salva milagrosamente de una muerte segura, solo porque le permiten tenerla durante toda una noche el los brazos de su madre haciendo piel con piel, sin que te lo esperes, aparece el sentimiento de la compasión. Los terribles padres legales de la bebé, de 10 meses, que dan por hecho que se muere, acceden a que su madre biológica pueda despedirse de ella. Y ella, en su afán por no dejarla marchar, se quita los guantes y todo lo que ridículamente la separa de su hija y piel con piel se sienta con ella en el alféizar de la ventana donde pasan la noche muy pegaditas. La imagen de Janine con su hija, las dos sentadas e iluminadas a través del sol del amanecer mientras ella le canta a su bebé es de una belleza conmovedora por cuanto de esperanzador podemos encontrar en ella. Dentro de la miseria de su vida y después de todo el daño que a ella le han hecho, a través del amor que le proporciona esa maternidad que le ha sido arrebatada de manera tan cruel (son auténticas vasijas), ella encuentra un lugar para disfrutar de una felicidad plena y real y que sabe que será efímera. Aún así la exprime segundo a segundo como si el tiempo se hubiese detenido para siempre. Esa escena es la plasmación de lo que es el verdadero AMOR y, por un momento los sentimientos que la actriz trasnmiten dejan luegar una rendija para la esperanza. Incluso cuando la odiosa tía Lydia ve la escena y se conmueve y llora de emoción hablándole con unas hermosísimas palabras a la bebé, algo que el espectador jamás hubiera podido imaginar de una mujer tan horrible y cruel, si observamos con la mirada que solo la compasión puede otorgar, podemos albergar un atisbo de esperanza en ella. Y la hemos encontrado gracias a la fuerza arrebatadora que tienen los bebés y lo que significan de esperanza y continuidad de la vida.

Hay algo conmovedor en el nacimiento de un bebé y en su existencia que trasciende a la historia de las civilizaciones, las culturas, las religiones y las ideologías. En general todo el mundo ve con emoción la llegada de los niños aunque no sean los propios. Por eso a veces nos llega a conmover, solo si lo miramos desde la bondad, que alguien tan terrible como tía Lydia pueda adorarlos de esa manera. Son los únicos momentos de debilidad que vemos en ella en la serie, son los únicos retazos de algo de humanidad en ella.

-La bondad como medio para alcanzar el bien supremo: la conservación de la vida

Serena, la odiada esposa del comandante Waterfood, al igual que la tía Lydia, deja aflorar la pequeña parte de bondad que todavía le queda cuando se trata de bebés. Cuando la mencionada bebé Ángela (hija biológica de Janine), cae gravemente enferma, Serena intercede y se salta las reglas. Algo que sabe a ciencia cierta le puede costar la vida en forma de ejecución en la horca.

La primera regla a saltarse es pedir a los padres de la bebé que permitan a su madre biológica ir a visitarla a la UCI y Serena lo hace (y logra). Y la segunda y más complicada es lograr que la mejor neonatóloga del país acuda a examinar a la niña. Hay un problema: dicha experta, al ser mujer, no puede ejercer como médico, de hecho es una criada doméstica (una Marta). Solo saltándose la ley y permitiendo un permiso firmado por un comandante puede lograrse que examine a la niña. Serena pide a su marido dicho permiso y al no lograrlo, falsifica su firma. La compasión ante el dolor ajeno mueve su corazón, algo impensable de imaginar en los primeros episodios de la serie. Es curiosa la evolución de Serena (señora) y Offred (criada) a través de su relación.

Resulta llamativo cómo antes de proceder a saltarse la ley parece necesitar la aprobación de la criada (Offred) para dar el paso. “Si se tratase de mi hija haría cualquier cosa, fuese legal o no”, le dice. Cuando es descubierta por su marido, para justificarse ante él, tira del “leit motiv” de la república de Gilead: “¿Acaso hay una mayor responsabilidad en Gilead?”.

-La compasión entre seres iguales o la famosa palabra “sororidad”

Hay una escena intensamente conmovedora que es cuando Offred, la criada, sigilosamente se acerca a la habitación de su “dueña”, la esposa del comandante, que llora en silencio tras la puerta profundamente humillada porque su marido le ha propinado cinturonazos en las nalgas por haber falsificado su firma. Offred, lejos de ser presa de la venganza sobre su jefa (al fin y al cabo ha sido cómplice en las sucesivas violaciones de su marido) se acerca para ofrecerle la compasión, su consuelo. Serena, desde su infinito dolor rechaza la ayuda y, a pesar de la distancia física que impone entre ellas la puerta pero sobre todo la que hay desde mundos tan antagónicos como próximos, se establece una unión invisible a los ojos entre ambas mujeres.

La fuerza de la escena radica en los ojos de ambas, llorosos, una porque desea abrazar a la que en ese momento considera su igual por la humillación recibida y la otra porque desea ser desesperadamente consolada y ungida con la misericordia que solo la bondad y el amor son capaces de proporcionar. Se contiene porque Gilead ejerce muchísimo más poder en su cabeza que los pequeñísimos resquicios de bondad que le quedan pero que los tiene. También ahí encontramos motivos para la esperanza.

-La violencia que no se ve pero se percibe

La serie es violenta pero no porque se muestre de manera explícita la violencia. De hecho la que se respira es sutil, muy del estilo del cine de Haneke. Inquietante es algo que apenas llama la atención al espectador pero que sin duda percibe en su subconsciente y que el ruido de fondo, apenas en susurro e imperceptible de las fuerzas de seguridad del Estado comunicándose siempre por los walkie- talkies cada vez que un personaje sale a la calle. Solo sucede en las imágenes del exterior no entrando jamás en las escenas de las casas, de los hogares, como si los autores quisieran decirnos que solo ahí, incluso cuando a veces eso es un infierno, pueden permanecer los más débiles más a salvo.

-El fin no justifica los medios

Que en la república de Gilead los bebés sean el bien principal a proteger así como la pervivencia de la familia, obviamente no puede ser motivo para justificar las atrocidades que, en nombre de ella, se cometen. Sin embargo y a pesar de toda la violencia que el Estado ejerce contra sus ciudadanos, queda un resquicio para la esperanza, en el medio de la resiliencia (otro concepto que parece nuevo pero que es tan antiguo como el ser humano) que tienen los personajes en ese estado tan fanático, hay que tirar de resortes y no es descabellado asegurar que buena parte es a través de algo tan poderoso como son los bebés y la capacidad que tienen para despertar valores universales como la bondad, la compasión, la solidaridad y la esperanza.

Alabado sea. Praise be.