Abuso sexual

Condenado por abusar sexualmente de una discapacitada convenciéndola de que hacía un “ritual para limpiar su aura”

La Audiencia de Vigo impone tres años y medio de prisión al acusado, que usó el pretexto de ayudarla a conquistar a su amor platónico para realizar actos sexuales

Ciudad de la Justicia, Vigo.
Ciudad de la Justicia, Vigo. Concello de Vigo

La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, ha condenado a tres años y medio de prisión a un hombre por un delito continuado de abuso sexual cometido sobre una mujer con discapacidad psíquica a la que manipuló durante más de un año haciéndole creer que realizaban rituales esotéricos para “limpiar su aura”.

Según la sentencia, el acusado se aprovechó de la especial vulnerabilidad de la víctima para someterla a tocamientos, masturbaciones y, al menos en una ocasión, introducirle los dedos en la vagina, todo ello bajo el engaño de que así lograría el amor de un tercero.

Los hechos comenzaron en 2016, cuando víctima y acusado coincidieron como alumnos en un curso para preparar oposiciones destinado a personas con discapacidad intelectual.

Ambos asistían a las clases en una asociación de Vigo, y fue allí donde el hombre conoció la condición de la víctima: una mujer con una discapacidad reconocida del 65% y un funcionamiento cognitivo limitado que requería supervisión en su día a día. A lo largo del curso trabaron relación, y ella comenzó a acudir con frecuencia al domicilio del procesado para estudiar.

Limpiezas de aura

Según los hechos probados, entre febrero de 2018 y enero de 2019, el hombre convenció a la víctima para realizar “limpiezas de aura” que, aseguraba, le ayudarían a conquistar a su amor platónico.

En estas supuestas sesiones espirituales, pedía a la mujer que se pusiera lencería o bikini, e incluso que se desnudara completamente. En ese contexto, la sometía a diversos tocamientos de carácter sexual. En una ocasión, también logró que ella lo masturbara y, en otra, según reconoce el fallo, le introdujo los dedos en la vagina.

Uno de los episodios más graves ocurrió en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, el 17 de enero de 2019. El hombre citó allí a la víctima y la condujo a un baño de minusválidos. En el interior, volvió a convencerla para masturbarlo como parte del supuesto ritual. Un intento de acceso al baño por parte de otra persona interrumpió el acto, pero el procesado la llevó a otro aseo para continuar. Allí intentó besarla, momento en el que la víctima reaccionó empujándolo contra la pared y huyó.

No comprendía la naturaleza de los actos

El tribunal considera probado que la mujer no comprendía la verdadera naturaleza de lo que estaba ocurriendo. Únicamente cuando se lo confesó a su madre, después de que él la amenazara emocionalmente tras borrar unas fotos íntimas que le había pedido, comprendió la gravedad de los hechos y acudió a denunciarlo.

Los informes psicológicos confirmaron que la mujer sufrió un trastorno adaptativo con predominio ansioso, lo que agravó su patología previa, y provocó que abandonara durante meses sus rutinas habituales.

La sentencia descarta que existiera consentimiento válido, al entender que este fue viciado por el acusado, quien se aprovechó deliberadamente de las creencias y limitaciones cognitivas de la víctima. Aunque el hombre también presentaba una discapacidad (97%, mayormente física), los informes médicos señalan que su capacidad intelectual no le impedía conocer la ilicitud de los actos ni prever sus consecuencias.

Como atenuantes, el tribunal reconoce una ligera merma de sus capacidades intelectivas y las dilaciones indebidas en el proceso, que se ha prolongado más de seis años desde la denuncia. Por ello, y pese a considerar los hechos probados, impone una pena reducida de tres años y seis meses de prisión, junto con cinco años de libertad vigilada tras su cumplimiento y la obligación de participar en un programa de educación sexual.

Además, se le prohíbe acercarse a la víctima o comunicarse con ella durante un periodo de ocho años y medio. También deberá indemnizarla con 12.000 euros por los daños morales causados.