
Cultura y tradición
La fiesta gallega que da paso al tiempo oscuro del año y se disfruta con fuego y con castañas
La palabra "magosto" proviene probablemente del latín "magus ustus", que significa "gran fuego", en alusión a la hoguera alrededor de la cual se asan las castañas

Con el final de octubre, las hojas de robles y castaños comienzan a teñir de ocre los caminos y bosques de Galicia. Es también el momento de las castañas, que en la Comunidad hace tiempo derivó en una de sus fiestas más populares, la del magosto, que estos días se replica en pueblos y ciudades.
Es el caso, por ejemplo, del Magosto de Baleira (Lugo), que se celebra la noche de este sábado y que incluye, además de las castañas, la empanada y un buen postre. O del magosto de castañas ecológicas del Deza, que durante el mismo sábado permitirá a vecinos y visitantes de Lalín (Pontevedra) disfrutar de este fruto seco tan particular.
Ahora bien, ¿cuál es el origen de estas fiestas? ¿Qué tradición o leyendas se esconden detrás del asado de las castañas en Galicia?
El magosto es una de las festividades más antiguas y emblemáticas de una tierra rica en tradiciones y marcada por la naturaleza, una celebración que trasciende lo gastronómico para convertirse en un ritual de comunión con los ciclos de la vida y la muerte, el otoño y la llegada del invierno.
Orígenes del magosto
Su origen se remonta a épocas prerromanas. Así, el magosto parece hundir sus raíces en antiguos cultos celtas relacionados con la cosecha y la celebración del final del ciclo agrícola.
Los pueblos celtas, muy arraigados en el noroeste peninsular, celebraban el final de la recolección y el inicio del tiempo oscuro del año con una serie de rituales, y el magosto bien podría haber sido una derivación de dichas celebraciones en honor a la abundancia de frutos, especialmente la castaña, un alimento básico en las sociedades rurales gallegas.

La palabra magosto proviene, probablemente, del latín "magnus ustus", que significa "gran fuego", en alusión a la hoguera alrededor de la cual se asan las castañas, aunque hay quien afirma quien prefiere vincularlo a “magum ustum” resaltando el carácter mágico del fuego.
Y es que el fuego es un elemento central en la festividad, teniendo el asado de las castañas un carácter también ritual, marcado por un fuego que purifica y protege en una especie de rito de transición entre el otoño y el invierno.
El magosto como fiesta de la cosecha y conexión con los difuntos
Una de las características más importantes del magosto es su relación con la naturaleza cíclica de la vida y de la muerte, lo que conecta esta festividad con el culto a los antepasados.
En Galicia, como en otras regiones, se ha creído desde antiguo que, en estas fechas, las almas de los difuntos retornan al mundo de los vivos. Esto enlaza el magosto con la festividad de Todos los Santos y el Samhain celta, que marcaba el año nuevo en estos últimos y el punto de contacto más cercano entre los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, en los primeros.
Asimismo, los castaños son árboles centenarios que se asocian al ciclo de la vida. El escritor e historiador gallego Manuel Murguía interpretaba el magosto como un banquete funerario, donde las castañas asadas simbolizaban la muerte y el vino representaba la nueva vida.
Bajo esta visión, la celebración del fin de la cosecha reunía a vecinos, familiares y amigos en un ambiente de fraternidad. Era una fiesta especialmente popular entre los jóvenes: las chicas se encargaban de recolectar y llevar las castañas, mientras que los chicos traían las garrafas de vino. Entre comida y bebida, el festejo concluía con bailes y la tradición de adornarse el rostro con ceniza.
Leyendas y misterios del magosto
Pero el magosto no solo está lleno de costumbres, sino también de leyendas. Una de ellas, establece, por ejemplo, la posibilidad de pelar las castañas en un magosto popular para liberar las almas del purgatorio.

Otras, retrotraen a la Santa Compaña, esas ánimas que penan sus pecados por la noche, con un vivo a la cabeza, en busca de una paz difícil de encontrar. Para ayudarles, se dejaban castañas en los caminos y en los montes para que pudieran recogerlas y continuar su viaje hacia el descanso eterno.
Hay incluso historias que enlazan el magosto con la magia, como la de aquel anciano que, una noche de magosto, encontró una castaña diferente a todas las demás: tenía un brillo especial y parecía emanar calor propio. Al darse cuenta de su rareza, la guardó y comenzó a mejorar en salud, fortuna y felicidad.
El magosto hoy
Sea como fuere, y aunque los tiempos han cambiado, el magosto sigue siendo una fiesta muy viva en Galicia, donde la gente se reúne para disfrutar de las castañas asadas, los juegos tradicionales y la música.
Hoy, el magosto es una oportunidad para conectar con la naturaleza y con la historia en un momento del año en el que la oscuridad y el frío comienzan a invadir la vida cotidiana. Una fiesta donde la castaña, el fuego y las leyendas se entrelazan, recordándonos la importancia de nuestras raíces, de la memoria y de la comunidad.
✕
Accede a tu cuenta para comentar