Investigación

¿Qué sexo tienen las merluzas?

Un equipo de investigadores gallego descubre, entre los 26.625 genes de la especie, una clave que puede cambiar el futuro de la pesca en Europa

Ejemplar de merluza.
Ejemplar de merluza. USC

Durante años, la merluza europea (Merluccius merluccius), símbolo de la cocina gallega y uno de los recursos marinos más valiosos del Atlántico, ha escondido un secreto tan sencillo como crucial: ¿cómo se determina su sexo? Ahora, un equipo de investigación gallego parece haber conseguido resolver el enigma.

La respuesta ha llegado gracias a un trabajo conjunto entre la Universidade de Santiago de Compostela (USC), el Instituto de Investigacións Mariñas (IIM-CSIC) y el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), que han logrado desentrañar el mecanismo genético que define si una merluza será macho o hembra. Un hallazgo publicado en la revista G3: Genes | Genomes | Genetics y que tiene el potencial de transformar la gestión de esta especie en un contexto de cambio climático y creciente presión pesquera.

Un genoma con más de 26.000 secretos

El avance ha sido posible gracias al ensamblaje completo del genoma de la merluza, un mapa de ADN que abarca 715 millones de bases distribuidas en 21 cromosomas, muy cerca de los 23 del ser humano.

A través de sofisticadas técnicas de secuenciación, los científicos han logrado anotar 26.625 genes codificantes de proteínas, y ha sido precisamente entre ellos donde se ha encontrado la pista definitiva para comprender la determinación sexual de la especie.

La merluza, como otras especies gonocoristas, presenta machos y hembras diferenciados. Pero, frente a lo que ocurre en mamíferos o aves, donde el sistema sexual es estable y conocido, en los peces todo es más complejo: existen hasta 27 genes distintos implicados en el sexo, con casos donde la temperatura, el entorno o incluso la estructura social pueden alterar la trayectoria sexual de un individuo.

En el caso de la merluza europea, el equipo localizó una región del cromosoma 9, de unos 10 millones de bases, que contenía genes cruciales para el desarrollo de los órganos reproductores. Muy cerca del gen sox3 (homólogo del gen sry que define el sexo masculino en humanos), se detectaron variaciones genéticas mínimas -conocidas como SNP, Single Nucleotide Polymorphisms- que revelaron un patrón revelador: los machos son heterocigotos (dos versiones diferentes del gen) y las hembras, homocigotas (dos copias iguales).

Pesca sostenible

Esta diferencia genética, confirmada posteriormente con una muestra más amplia de ejemplares, permite identificar el sexo de la merluza de forma no invasiva, sin necesidad de sacrificar al animal. Un paso decisivo para una especie en la que las hembras alcanzan mayores tamaños y pesos que los machos, lo que las convierte en piezas clave tanto para la reproducción como para la economía pesquera.

Hasta ahora, la gestión de los caladeros se hacía a menudo a ciegas en cuanto al equilibrio entre sexos, con el riesgo de sobreexplotar a las hembras más grandes y fértiles. Con este avance, será posible aplicar criterios más selectivos y sostenibles, ajustando las capturas a las necesidades reales de conservación.

La investigación es fruto de la colaboración entre algunos de los centros de excelencia más importantes en el ámbito de la genética y la investigación marina: la USC, el IIM-CSIC, el CNAG y el Instituto Oceanográfico de Vigo.

Para el doctor Tyler Alioto, responsable del área de ensamblaje del genoma en CNAG, “hasta ahora era un completo misterio cómo esta especie tan conocida determina su sexo. Gracias a las técnicas avanzadas de secuenciación, descubrimos esta información clave que ayudará decisivamente a su conservación”.