Costumbres

Almendras garrapiñadas: una receta fácil, rápida y que nos devolverá a la infancia

Cada vez es menos común ver a gente paseando con almendras garrapiñadas en cucuruchos de papel durante las fiestas... quizás sea el momento de recuperar esta costumbre

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Las almendras garrapiñadas son uno de los dulces más populares de nuestro país, y todos tenemos recuerdos de ellas... sobre todo en estas fechas. Es una de esas pocas y pequeñas cosas que compartimos los españoles de cualquier edad y de cualquier generación. Tristemente, cada vez es menos común ver gente comiendo almendras garrapiñadas en cucuruchos de papel. Por lo que quizás sea el momento de recuperar esta receta... para que los que nos siguen no se pierdan una de las muchas cosas que tenemos, que son dignas de ser conservadas.

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La receta original de las almendras garrapiñadas es realmente sencilla, porque siempre parte de una fórmula que difícilmente puede olvidarse: misma cantidad de almendras que de azúcar. Sin embargo, esto puede resultar demasiado dulce y empalagoso para el paladar moderno. Por eso, existe quien rebaja un poco la cantidad de azúcar en favor de otros ingredientes, como la canela o la vainilla... que pueden darle una pincelada única a nuestras almendras garrapiñadas.

Pero eso ya es para el nivel avanzado. En este artículo podrás encontrar, exclusivamente, la receta tradicional... la que todos conocemos y reconocemos. Es la misma receta que las monjas del convento de las Clarisas de San Diego (Alcalá de Henares) llevan elaborando desde el siglo XVII y la misma que Juan de la Mata recogió en su recetario de repostería del año 1747:

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Ingredientes:

  • 100 gramos de azúcar
  • 100 gramos de almendras con piel
  • 60 mililitros de agua

Preparación:

El primer paso es poner una sartén antiadherente o una cazuela amplia a fuego medio, y añadiremos el azúcar y el agua, mezclando bien ambos ingredientes. Y justo cuando la mezcla llegue al punto de ebullición, añadiremos las almendras sin pelar.

Lo siguiente puede ser un poco pesado, pero el resultado hará que merezca la pena. Deberemos mover continuamente las almendras con una cuchara de madera, hasta que se evapore el agua y el azúcar empiece a coger una textura arenosa y polvorienta. No te alarmes, es justo lo que queremos.

En ese momento subiremos un poco el fuego, mientras continuamos removiendo sin parar, hasta que el azúcar se convierta en caramelo. Cuando el azúcar se haya tostado y haya alcanzado un todo oscuro (cuidado que no se quemen), apagaremos el fuego y retiraremos las almendras de la sartén o de la cazuela que estemos utilizando, para dejarlas enfriar.

Lo ideal es preparar previamente una bandeja de horno y cubrirla con papel antiadherente sulfurizado.

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Pero que las almendras estén enfriándose en la bandeja, no significa que nuestro trabajo haya terminado. Lo único que quedaría es tratar de separarlas con cuidado con un tenedor, para que no se queden pegadas las unas a las otras en un mazacote de caramelo.

Qué hacer con ellas

Una vez estén frías y la superficie haya quedado dura y brillante, podemos hacer bolsitas para regalar, o meterlas en un bote de cristal para ir picando poco a poco durante las fiestas, o también podemos preparar una bandeja para nuestros invitados