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Recetas
¿Siempre se te pega el arroz? Sigue estos consejos para que no te vuelva a ocurrir
Una de las primeras lecciones que debemos tomar cuando aprendemos a cocinar, es la de preparar el arroz de forma que quede en su punto, suelto y sin quemarlo
Para muchos, el arroz es una religión. Para la mayoría, sin embargo, es simplemente uno de los elementos estrella de cualquier inventario de recetas. Al fin y al cabo, es un ingrediente con el que podemos construir o completar muchos platos. Por eso, una de las primeras lecciones que debemos tomar cuando aprendemos a cocinar es la de preparar el arroz de forma que quede en su punto, suelto y sin quemarlo.
¿Cómo preparar el arroz perfecto?
Sólo se necesita arroz y agua. Sin embargo, manejar estos ingredientes en sus proporciones adecuadas hará la diferencia entre la perfección y el desastre. La norma dice que debemos añadir dos partes de agua por cada parte de arroz... y es cierto en la mayoría de los casos. Pero la mejor alternativa siempre será consultar el envase, donde el fabricante te dirá cuáles son los tiempos y las proporciones adecuadas para sacar el máximo partido a su producto.
Pero aquí hay un truco importante: a veces es mejor el doble menos uno, que el doble exacto. Si se vuelcan dos tazas de arroz, mejor verter tres tazas de agua; si se vuelcan cinco tazas de arroz, mejor verter nueve. Siempre es mejor que el arroz quede crudo a que se pase. Porque siempre se está a tiempo de añadir una tacita de agua más. Pero una vez el arroz se ha pasado, ya no hay vuelta atrás.
Un paso previo a la cocción que no debemos olvidar nunca es el lavado del arroz. En la primera lavada el agua siempre sale blanca. Esto se debe al almidón, que puede hacer que -una vez hervido- el arroz quede pastoso, apelmazado y que los granos se peguen con mayor facilidad. Por eso, antes de ponerlo a hervir, es muy importante que enjuaguemos el arroz tantas veces como sea necesario, hasta que el agua salga transparente.
La mejor opción para evitar que el arroz se pegue es utilizar siempre una olla antiadherente, donde incluiremos tanto el arroz como el agua en las proporciones adecuadas. En cuanto a la cantidad de sal, lo único que debemos tener en cuenta es que el agua no quede ni muy salada ni muy sosa. Y para eso, lo que tenemos que hacer es probarla.
En este punto, hay que pegarle un buen meneo al arroz con el agua. Ya sea con la espátula o directamente agarrando la olla y con un buen movimiento de muñeca. Y una vez echo esto, ya no debemos volver a tocar el arroz, porque el movimiento puede activar el almidón que le pueda quedar al arroz. Es conveniente que tapemos la olla... aunque no del todo. Es bueno que el arroz respire un poco.
Uno de los remedios infalibles para evitar que el arroz se pegue... o peor, que se queme; es echar un poco de aceite de oliva o limón cuando el agua está caliente, pero sin que haya empezado a hervir todavía.
En cuanto el agua llegue al punto de ebullición hay que bajar el fuego para colocarlo en un fuego medio. Que hierva, pero sin pasarse. Después, se deja cocer unos quince minutos. Lo único que quedará por hacer ahora es comprobar que el arroz está en el punto. Y si lo está, apagaremos el fuego y lo dejaremos reposar durante cinco minutos con la tapa bien puesta, cubriéndolo todo.
Un remedio infalible para evitar que el arroz se pegue
Aunque en otros países se consideraría toda una herejía, en España es muy típico cocinar el arroz blanco en agua abundante y luego colarlo. Y es una opción muy interesante cuando estamos haciendo un arroz blanco para acompañar a otro plato. De hecho, es la forma perfecta para conseguir que el arroz quede suelto y para que no se pegue al fondo... con tanto agua lo raro sería lo contrario.
Esencialmente, esta forma de cocinar el arroz es igual a cocer pasta. Aunque con una diferencia: cuando cocinamos el arroz, debemos tener cuidado con la cantidad de sal que le echamos. El arroz absorbe mucho más... y eso es algo que se acaba notando en el sabor. Entonces, eso que hacemos con las pastas de echar la sal cuando nos viene en gana y en las proporciones que nos apetezca, está descartado en este caso.
Para saber la cantidad de sal que debemos echar al agua, lo único que tenemos que hacer es probarla. Y eso significa que debemos hacerlo cuando aún está fría. Es cierto que el agua salada tarda más en hervir, pero no podemos obviar el sabor sólo porque vaya a tardar un poco más en llegar al punto de ebullición. El agua no debe estar ni muy sosa ni muy salada. Debe estar en su punto.
En cuanto al tiempo de cocción, la norma general dice que debemos echar el arroz cuando el agua empieza a hervir, y que debemos retirarlo cuando han pasado 20 minutos a fuego medio. Pero, como ya hemos dicho antes, lo mejor es siempre consultar las indicaciones del fabricante, porque él es quién mejor conoce su producto.
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