Un verano rosado: Un rosado que defiende la tradición

No nos engañemos tampoco a la hora de hablar de un vino rosado, porque este hecho cultural, como casi lo que pasa en el siglo XXI es fruto del relato. Hay realidades soportadas por la autenticidad y la coherencia, frente a un aluvión de narraciones que justifican con mayor o peor fortuna lo que se pretende. Si se tuviera que hacer caso a todo lo que le cuentan en catas, distribuidores de vinos, o los propios bodegueros, acabaríamos en aquello que decía Manolo Summers, «Tó er mundo e güeno». Esto venía al caso cuando uno de mis prescriptores de vino navarros como es Javier Flamarique, en su seductora Vinoteca Honestus, en la calle Estafeta, 12, me encarecía a probar un rosado de garnacha criado en tinaja de barro.

Escéptico como uno va cabalgando sus contradicciones, me acerqué con cierta reticencia a esa recuperación de la manera clásica en la que los pequeños productores navarros trataban la garnacha en hormigón y conseguían frescura natural y expresión frutal directa. Para la ocasión además, la causa venía de unas buenas parcelas en la zona de Olite, en la Ribera Alta de esta tierra, y gracias a un proyecto muy personal de David Palacios, a la sazón presidente de la D. O.

Hombre de poca fe, lejos de constituir uno de eso trampantojos para incautos del vino, El Arrebol es un estupendo ejercicio de vino gustoso, con estructura muy atractiva, hechuras fluidas y rumor de tierra. A la manera que hemos disfrutado en esos confesados atardeceres a los que se rinden tributo con la poética denominación de este vino rosado, en una bonita charla de merienda o emociones contenidas.

Por muchas peripecias y búsquedas de este serial rosado, gran parte de las andanzas empiezan y acaban en la tierra de Navarra. Y sin necesidad de inventar otra cosa que el secreto que las generaciones mantienen como propio. Que no es otra cosa que el alma de los navarros.

Bodega:

Viña Palacios

Vino:

El arrebol de la Carra Cabra

D.O.:

Navarra

Pvp:

9 euros

vinapalacios.com