Casas reales

Cómo aprovechar la dimisión de Harry para librarse de los «parásitos»

Las réplicas del terremoto «megxit»aún se dejan notar en Buckingham y la reina ha ordenado a sus asesores que conviertan «la crisis en oportunidad»

British royals to meet at Sandringham
Los duques de Sussex vivirán en Canadá tras su «dimisión» realNEIL HALLEFE

No todos los días miembros de la familia real presentan su «dimisión». La polémica decisión de los duques de Sussex ha sido finalmente aceptada por Isabel II. Y en el «periodo de transición» que ahora se ha abierto en Palacio para encontrar solución al nuevo estatus de independencia de la pareja, la monarca ha ordenado a sus asesores que conviertan «la crisis en oportunidad».

En definitiva, el objetivo ahora es crear un marco que pueda aplicarse a las futuras generaciones, como es el caso de la princesa Carlota y el príncipe Luis, la mediana y el menor de los tres retoños que tienen Guillermo y Catalina, los duques de Cambridge. Por lo tanto, por mucho que el príncipe Guillermo –hijo mayor de la desaparecida Lady Di– esté ahora furioso y decepcionado con su hermano menor, puede que éste, en realidad, le esté haciendo un tremendo favor.

En las monarquías, al fin y al cabo, todo gira en torno a la línea de sucesión. El gran pilar es el rey o la reina y sus herederos al trono. En este sentido, los hermanos menores de los jefes de Estado siempre han sido apéndices, en muchas ocasiones, difíciles de recolocar. Proceden del mismo núcleo y han tenido la misma educación. Pero llega un momento en el que sus vidas toman caminos muy distintos.Al ser miembros directos de la familia real, los hermanos menores de los monarcas nunca pueden contar con una intimidad. Pero, al mismo tiempo, no son ellos los que ocupan el trono, por lo que su papel siempre queda un tanto en el limbo y en ocasiones da origen a problemas.

En Palacio de Buckingham bien lo saben. Y también en España, porque si ya es complejo encontrar una salida a los hermanos del jefe de Estado, sus cónyuges, en definitiva, los cuñados de los monarcas, pueden también generar en ocasiones episodio no deseados.

La propia hermana de Isabel II, la princesa Margarita, nunca fue un carácter fácil. En la famosa serie «The Crown», sus creadores siempre inciden en que todo se trata de ficción. Pero, según los expertos, el retrato que se ofrece no va muy desencaminado de la realidad. La condesa de Snowdon era la extrovertida, la que siempre quiso ser el centro de atención. Por lo que nunca llegó a aceptar el hecho de que su hermana mayor, la introvertida «Lillibet», acabara convirtiéndose en reina. Precisamente por su posición no le permitieron casarse con su primer gran amor, el Capitán Peter Townsend, un hombre divorciado. Acabó contrayendo matrimonio con Antony Armstrong-Jones, el primer «plebeyo» que se casaba con la hija de un rey en más de 400 años. Pero las crisis en el matrimonio no tardaron en llegar. Terminaron divorciándose no sin antes proporcionar suculentas historias a los tabloides que dieron más de un quebradero de cabeza en Palacio. Sin duda alguna, una complicada relación para Isabel II.

Aunque el drama ha sido aún mayor con el heredero al trono, el príncipe Carlos, y su hermano, el príncipe Andrés, el mismo que ha sido «despedido» a finales del año pasado de la familia real por el gran escándalo ante su amistad con el pedófilo americano Jeffrey Epstein y su supuesta relación sexual con una menor. El propio príncipe Carlos ha dicho que el gran problema de su hermano «siempre ha sido que quiere ser yo». Durante un tiempo, el príncipe Andrés llegó a ser «enviado comercial» de Gran Bretaña, pero en este campo también ha protagonizado no pocos escándalos de carácter financiero por conflicto de intereses. Con el segundo en la línea de sucesión, el príncipe William, y su hermano Harry, también hubo vida antes del «Megxit». No se pueden olvidar las sonadas portadas de tabloides que el príncipe protagonizó durante su adolescencia. O su sonado paso por el Ejército. La relación entre los hijos de Lady Di no pasa por su mejor momento. Pero la nueva etapa que Harry ha forzado en Palacio puede crear ahora un marco que, a la larga, acabe beneficiando a la monarquía.