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Esther Doña dejará “El rincón” tras la desescalada

El palacio de “El rincón”, donde ha vivido los últimos cuatro años junto a Carlos Falcó, resulta ya demasiado grande para ella sola y está lejos de Madrid

Esther Doña en Roma18/03/2016
Esther Doña en Roma18/03/2016Adriano Conte/romapress©GTRESONLINE

Esther Doña ya está recuperada del coronavirus del que se contagió al igual que su marido, Carlos Falcó, con la diferencia de que él salió en ambulancia del palacio del Rincón en Aldea del Fresno, Madrid, para no regresar nunca más y ella lo ha vencido confinada y con supervisión médica telefónica. También es posible que la edad, 42 años y no ser fumadora, haya obrado a su favor. La realidad es que desde el 20 de marzo, fecha en la que el marqués de Griñón fallecía en el hospital Jiménez Díaz, el palacio se le viene encima.

No soporta estar encerrada en los más de 3.000 metros cuadrados de la vivienda y pasa todo el tiempo que puede en el exterior. Los pocos íntimos que han hablado con ella afirman que “todo le recuerda a Carlos y le resulta muy doloroso estar ahí sabiendo que él no volverá”. Aunque el palacio tenga 30 habitaciones, algunas de las cuales la marquesa viuda de Griñón apenas ha pisado, como el cuarto de la abuela mexicana, han sido cuatro años años viviendo allí.

Gracias a Dios que está rodeado de cinco hectáreas de jardines y que se pasa el día dando paseos en el de las mimosas, el de los perros, donde está enterrado su pequeño Tiffany, un bichón maltés de 12 años, y el bosque de bambú, en el que se recogían los brotes para alimentar a la pareja de osos pandas que les regalaron a los Reyes Juan Carlos y Sofía de un viaje a Japón. Doña pasa el confinamiento sola, tan solo la acompaña el personal doméstico imprescindible en el enorme caserón, preparado para acoger bodas, eventos y rodajes de cine.

Carlos Falcó y Esther Doña
Carlos Falcó y Esther Doñalarazon

Estos días de soledad son propicios para plantearse su futuro y el más inmediato parece ser el de dónde vivirá. No es solo porque no tenga afinidad con los hijos de su marido, sino que ella misma reconoce que “El Rincón” se le queda grande y además está muy lejos del centro de Madrid. Para Esther, estos son días de embalar pertenencias y pensar en instalarse en un lugar que no le traiga tantos recuerdos de su esposo.

Ambos sabían que, por ley de vida, él fallecería antes que ella, pero Doña siempre pedía “que sea lo más tarde posible". El coronavirus comenzaba a dar la cara ya en febrero y los marqueses no eran una pareja de estar mucho recogidos, aunque Esther reconocía lo contrario: “Nos gusta estar solos en casa, hablamos mucho, nos gusta pasear con los perros por el campo, escuchamos música, en la otra finca (en Malpica del Tajo, Toledo) montamos a caballo y también bailamos”.

Poco afines

El funeral del empresario Plácido Arango y la corrida de toros de Illescas fueron lugares donde se concentraron muchas personas, entre ellas, los marqueses, y para entonces el Covid-19 campaba a sus anchas por Madrid. Esas concentraciones humanas, con escaso distanciamiento social, fueron letales para algunos, como Carlos Falcón. Cuando el Marqués de Griñón anunció que se casaba, sus cinco hijos (Manuel, Sandra, Tamara, Duarte y Aldara) no lo tomaron como una buena noticia; tanto es así, que ninguno fue a la boda.

Tan solo dos testigos y el alcalde de Aldea del Fresno, que oficiaba la ceremonia civil, estaban presentes en el palacio de “El Rincón” el 22 de julio de 2018, en una ceremonia que fue más que discreta. Tampoco a la celebración festiva, dos meses después. Todo apunta a que no tienen afinidad con Esther. De ahí que quizá lo más sensato sea regresar a la ciudad o a su piso de soltera. Lo único que le queda por decidir es qué hacer con el proyecto iniciado junto a su marido y que ya está en fase avanzada: una línea de belleza basada en el aceite que producen en la finca de Malpica del Tajo en Toledo.