Patrimonio
Fernando Fernández Tapias y la «traición» que no esperaba
El empresario se verá mañana en los juzgados con sus hijos tras conocerse que uno de ellos, Juan Carlos, tomaba el relevo empresarial. La familia se ha puesto en pie de guerra
Fernando Fernández Tapias cumplió en noviembre 82 años. No hubo celebración a lo grande como sí sucedió en aniversarios anteriores. Esta vez no era fecha redonda, pero el empresario decidió hace tiempo que la vida estaba para festejarla aunque fuera en la intimidad por la pandemia. Ya fuera en sus almuerzos fijos en «El Qüenco de Pepa», como en las cenas y almuerzos que organizaba su mujer Nuria González en su casa de Puerta de Hierro. Una mansión que adquirió cuando estaba casado con su segunda esposa Juana García-Courel, madre de dos de sus ocho hijos, Sandra y Juan Carlos, conocido como Tito.
Ahora es el reducto familiar que comparte con Nuria, con la que contrajo matrimonio en 2002, en la finca «La Peñuela», propiedad de Fermín Bohórquez y Mercedes Domecq. Tuvieron a Iván y Alma, que tienen 17 y 13 años y adoran a su padre al que apoyan incondicionalmente en el enfrentamiento judicial que se avecina y que se puede convertir en un gran juicio mediático como confirmaban fuentes directas a quien esto firma: «Iván estará presente en el juicio de mañana para desmontar algunas de las acusaciones que han presentado los hijos mayores. Lo pidió él en cuanto supo de qué iba la reclamación judicial y de que podría ponerse en tela de juicio su salud».
Como en muchas familias, el dinero es el causante de los desencuentros como aseguran los que conocen al detalle la historia y que resumen así: «Quieren convertir una injusticia en un asunto mediático que al final no beneficia a nadie y menos a ellos. Quien creó las empresas y se hizo a sí mismo fue Fernando y, por lo tanto, no puede venir ahora nadie y menos los hijos, a exigir determinadas cuestiones». Como informó «Abc» sobre este caso, al juicio que se celebra mañana tendrán que acudir Fernández Tapias, su mujer Nuria González y, por decisión propia, Iván. Los hijos de sus anteriores matrimonios decidieron interponer una reclamación al considerar que algunas decisiones patrimoniales tomadas por el empresario les perjudicaba.
Baja empresarial
Hace una semana aparecía en el BORME (Boletín Oficial del Registro Mercantil) una información referida al cambio empresarial del que informaba Cote Villar en «Vanitatis» haciendo referencia a la baja del padre dentro de la estructura empresarial por su hijo Juan Carlos. La duda en aquel momento era si el vicepresidente del Real Madrid había decidido jubilarse o en realidad era un movimiento que tenía que ver con el enfrentamiento con algunos de sus otros hijos. Desde la oficina de Tapias, un responsable confirmaba que «Don Fernando ya no ostenta el cargo de presidente del Consejo, si bien mantiene el de presidente honorífico del Grupo Tapias». Este paso atrás no tenía que ver con su estado de salud pues, tal y como me confirman, «Fernando está como una rosa y muy bien cuidado por Nuria que no le deja ni a sol ni a sombra», sino con gestionar sus empresas de la mejor manera posible para que no haya conflictos entre los herederos.
A pesar de ese deseo, el conflicto ya está en marcha y aunque Tapias ha sabido gestionar sus empresas ante crisis tan duras como fue la de 2008, ahora es diferente. Fuentes cercanas aseguran que «está preparado mental y físicamente para lo que parece una traición en toda regla. Esperemos que impere el sentido común. Fernando les ha dado siempre todo».
La historia de su vida es muy parecida a la de otros hombres de su generación. Era el séptimo de doce hermanos y mientras que la mayoría de ellos sí tuvieron la oportunidad y quisieron estudiar, el empresario se hizo a sí mismo. Conoció a su primera mujer Victoria (Chiqui) Riva de Luna, también gallega, de Vigo como él y cuyo padre, el almirante Ángel Riva Suardíaz era el dueño de los Astilleros Cantábrico donde Tapias comenzó a trabajar. Cada vez que se le pregunta por sus orígenes, y aunque ya se había divorciado de su mujer, madre de sus cuatros primeros hijos –Fernando, Borja, Íñigo y Bosco– seguía recordando el apoyo que recibió de su entonces suegro. En una entrevista a quien esto firma explicaba: «Gracias a que mi suegro confió en mí, pude levantar después mis empresas. Le debo mucho. Me recomendó que estudiara Dirección de Empresas y es lo que hice». Efectivamente, el divorcio no afectó a las buenas relaciones familiares con los padres de su ex mujer que falleció en 2010. Meses después murió su hijo Bosco haciendo submarinismo. De esta tragedia le costó tiempo asumir que nunca más vería al que había sido el más independiente y bohemio, con unos rasgos de personalidad parecidos a los suyos. A pesar de su carácter enamoradizo, Fernández Tapias tuvo dos cosas claras: ser generoso con sus ex mujeres y la unidad de todos sus vástagos.
Un pensamiento que no era fácil a la hora de poner en práctica y que aparentemente lo había conseguido hasta que la decisión de cambiar los cargos en sus empresas (como así figura en el registro mercantil y en el BORME) creó un distanciamiento entre ellos.
Estructura logística
Tapias volvió a casarse dos veces más. La siguiente fue con Juana García Courel con la que tuvo dos hijos más, Sandra y Tito, de 38 y 35 años, respectivamente. Los dos figuran en ocho de las empresas de su padre mientras que los hermanos mayores han ido cayendo poco a poco de la estructura logística que fundó Fernández Tapias a lo largo de su vida. En 2015, la periodista Marina Pina adelantaba el proceso de desintegración al relegar a los tres hijos mayores de los cargos ejecutivos y empresariales. Primero fue Íñigo y después Fernando y Borja con los que el padre no mantiene en la actualidad trato alguno. Los cambios estratégicos en estos últimos seis años no han facilitado el entendimiento. Aseguran los que conocen al empresario que su «generosidad no está reñida con la manera que quiere seguir llevando sus negocios. Considera que Tito es el más apropiado y esto sentó mal a los hermanos mayores. El negocio de la naviera lleva tiempo desarrollado en México y a pesar de lo que se ha dicho, Nuria se mantiene al margen».
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