Casa Real
Las regatas “low cost” de Felipe VI en Mallorca
El swan con el que competía ha sido devuelto a los astilleros que se lo prestaron. Ahora usará uno antiguo
Felipe VI vuelve a Palma de Mallorca tras un año en blanco. Después del parón obligado de 2019 y la suspensión de todas las competiciones náuticas, el ajetreo de las regatas volverá a correr por los pantalanes, como antaño. Han pasado dos años desde que en agosto de 2019, Cuordileone, el velero del armador italiano Leonardo Ferragamo, le mojó la oreja al Aifos500 de la Armada Española, con el Rey a la caña. En aquel año, el Aifos no pudo pasar de la quinta plaza en la categoría Club Swan 50.
Con el patrocinio de Mapfre, la Copa del Rey de Vela vuelve a Palma con la presencia del monarca, que regresa a Palma para participar en la 39 edición que se celebrará en aguas de la bahía de Palma del 31 de julio al 7 de agosto. Este año, sin embargo, será diferente por varios motivos. Primero por la falta del Rey emérito, y segundo, porque la participación de Don Felipe será en modo «low cost».
El swan con el que competía el Rey Felipe el año pasado, ha sido devuelto a los astilleros que se lo prestaron. La Armada Española, encargada del barco, ha decidido no hacer efectivo el medio millón de euros que suponía quedarse en propiedad el mismo, tras el periodo de préstamo de dos años dado a la Armada. El Rey ha sido clave en la decisión. «No podíamos permitírnoslo», confesaba el almirante Jaime Rodríguez-Toubes, presidente de la Delegación de Vela de la Armada y mano derecha del Rey en las regatas desde hace 40 años. En su lugar, la Armada va a reflotar un viejo velero de hace catorce años con el que compitieron en la Copa del Rey en el año 2007. Rebautizado como Aifos 500, el viejo Traspac 52 está lejos del circuito de veleros de alta competición con el que acuden los mejores armadores para competir en Palma.
Velero en desuso
La intención es actualizarlo para poder hacerse a la mar en las mejores condiciones posibles teniendo en cuenta el hándicap de que se trata de un velero en desuso. Otra incógnita es la categoría en la que quedará encuadrado en la competición. Fuentes de la Copa del Rey de Vela no podían confirmar dado que la inscripción está abierta hasta el 15 de junio y hay flecos por cerrar.
A juzgar por Xisco Gil, director técnico de la Federación Balear de Vela encargada de de la dirección de la Copa, «ya no es solo la tecnología, el hecho de ser un barco viejo influye en la robustez de la embarcación, en cómo resiste las tensiones el barco, etc.; no es lo mismo un palo de carbono de hacer 14 años a uno fabricado este año con la última tecnología». Cuestiones básicas que influyen en el rendimiento de la embarcación, como también lo es el hecho de que la tripulación del Aifos 500 sea «amateur». El dinero a todas luces juega un papel fundamental en la competición. «Aquí vienen armadores de todo el mundo que invierten mucho dinero en barcos de máximo nivel, que presentan tripulaciones profesionales que viven de esto, y que cuyo nivel es tal que cambian con frecuencia de equipo al acabar la temporada», comenta Gil. Una profesionalización a la que no llega el Aifos.
Lo que nadie duda es que la presencia del Rey en Palma suma. «El Rey es un aliciente para Mallorca en sí misma –confirma Gil–; no solo para la competición, sino también para todo lo que tiene que ver con la promoción de la isla y el deporte náutico. Su presencia en Palma tiene gran repercusión porque el Rey no solo compite sino que acude a todos los actos», añade. «Hay armadores que vienen a Palma porque quieren competir a su lado y compartir pantalán con él».
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