Crónica
La crónica de Mariñas: Isabel Preysler retó a Julio: “Te ganaré en portadas”
“Isabel no tenía competencia, algo que ni siquiera se planteaban. La admitieron o más bien sufrieron. No había más remedio”
«Algún día tendré mas portadas que tú» –le dijo amenazadora y supuestamente amable su esposa Isabel Preysler a Julio. Lo desafió ante la perplejidad del doctor Iglesias que la tomó por loca. Desafió, segura, fría y convencida ya intuyendo su privilegiado futuro que la llevó a ser «la más». No se equivocó transformándose casi en un ejemplo a seguir, copiar, envidiar, criticar o imitar. Todas querían ser como ella aunque casi ninguna lo conseguía. Les faltaba el toque misterioso de exotismo oriental que ella poseía de nacimiento, algo que luego creció aumentando la expectación que siempre producía. Era «las más» en un Madrid nada atrevido donde destacaban la casi casta sobriedad de Pitita Ridruejo o la más ostentosa princesa de Orleans que realzó mucho su título y posición.
Isabel era otra cosa. Como venida de otra galaxia, en seguida las relegó a un segundo plano copando ella la superioridad. Convencida de ser diferente, se creció más y hasta se imaginó única. No le faltaban razones para semejante seguridad. No tenía competencia, algo que ni siquiera se planteaban. La admitieron, o más bien sufrieron. No había más remedio que soportarla sin perder calma ni sonrisa. Sobre todo buenas maneras y ninguna muestra de estar molestas con la que en el fondo más que en la forma consideraban una intrusa. Le dieron una vida fácil, cómoda y agradable que muy convencida ella llegó a creerse. No se miraba al espejo ni repasaba su conducta, tan segura estaba de sí misma. Me viene todo esto a la memoria por su participación en el programa «Mask Siger». Genio y figura. Y mientras, curiosidad, sorpresa y, algo anunciado y confirmado por su hija Gabriela en «Sálvame». Anticipó su satisfacción y alegría ante el anuncio de la inminente vuelta a España de Bigote Arrocet. Estoy que no pego ojo. Volveremos a las andadas y tenemos aseguradas futuras crónicas sobre su regreso y reasentamiento. Bigote nunca defrauda. Y lo mismo sucede con la eterna y por lo visto insustituible María Teresa Campos de quien ahora dicen que no fue feliz con Edmundo, a buenas horas. Espero que puedan demotrarlo y así convencernos aunque sea tardiamente de una historia que no tiene fin
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