El diario de Amilibia: ¿Será niño o niña, consulta o referéndum?

Nunca ha estado más animada la pista central del circo. No se debe acusar a esta Gobierno de crear incertidumbre. Tenemos la seguridad de que cuando dicen que no, será que sí, o sea, que cuando monseñor Bolaños afirma enérgicamente desde su púlpito monclovita que «no habrá referéndum independentista», está señalando que lo habrá, aunque quizá lo llamen consulta. El juego de palabras, ya saben. «La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad», que decía la Alicia de las maravillas. Tienen sentido del show y les gusta crear cierto suspense: ¿será niño o niña? ¿Vamos comprando los patucos azules o rosas? ¿Les bastará para independizarse el 55% de síes o al final será el 51% o el 49%? ¿Y qué vendrá luego? ¿Los Borbones a los tiburones, que cantaban Irene Montero y la banda punk podemita?

No se comenta otra cosa en las sobremesas de las comidas navideñas y se recuerda mucho la frase de la historiadora Roca Barea: «Yo votaría a favor de que Cataluña se fuera». Pero, cuando se vayan, ¿qué harán para entretenerse sin España? ¿Perderán la costumbre de exigir y reclamar o le seguirán pidiendo cosas a Francia y la UE, por ejemplo? Nada será igual sin ellos en el circo nacional. Habrá un momento, lo verán nuestros hijos, en que echarán de menos las viejas rencillas y aquellos ricos rencores. Salvador Illa, el filósofo del PSC, concreta: «Si fruto del diálogo entre catalanes y sus partidos, se llega a un consenso sobre cómo organizar el autogobierno de Cataluña, estoy de acuerdo con la consulta».

Arreglada la sedición y la malversación, nos queda, ale hop, el bonito número de la consulta. Y con un caganer muy guapo en el Belén.