Opinión

El diario de Amilibia: Jorge Javier, ojito con los capadores chinos

Los burros africanos están en peligro de extinción porque tras sacrificarlos envían sus penes a China y allí fabrican con ellos una especie de viagra muy cotizada

Jorge Javier Vázquez
Jorge Javier VázquezDaniel GonzalezGTRES

El burro africano puede desaparecer en unos años: los chinos que andan por África los sacrifican ilegalmente (mercado negro y sobornos) para llevarse sus penes a China y allí fabricar con ellos una especie de viagra muy cotizada. Los rinocerontes están al borde de la extinción porque hacían y hacen lo mismo con sus cuernos: un afrodisíaco de tanto éxito internacional como sus rollitos de primavera. No sé si tienen en Pekín un Freud que me pudiera explicar la obsesión de los chinos por los vigorizantes sexuales: ¿acaso las chinas les exigen demasiado en el catre o lo utilizan también para aplaudir entusiásticamente y durante horas a Xi Jinping en los congresos del Partido? ¿Ha crecido tanto la población trans en China que necesitan millones de penes para trasplantar? ¿Las chinas sufre una epidemia (otra) de la freudiana “envidia del pene” y para jugar en solitario prefieren los de burro al “Satisfyer”?

Dos ejemplares de la burra zamorano-leonesa
Dos ejemplares de la burra zamorano-leonesaLa Razón

No lo sé, pero como a los chinos les dé por creer que los penes y los testículos de los toros españoles son superiores a cualesquiera otros como estimulantes de la libido, acaban con el toro bravo antes de que lo hagan los animalistas radicales, Alberto Garzón y Podemos. Pueden acabar hasta con los de Osborne de nuestras carreteras. Y que los toreros vigilen su paquete. Sin que hayan aparecido aún los capadores chinos, los burros españoles también están en peligro de extinción, y más que los estarán en cuanto Irene Montero y Pam consideren que no tienen derecho a montar a las burras sin un “sí, sí, sí” muy entusiasta por parte de ellas.

Jorge Javier Vázquez tiene un burro, “Fortunato”, en su nueva casa. Cuida bien de él, Jorgeja. Y ojito con los capadores chinos.