Sucesos paranormales
El fantasma que no le quitó el sueño a Guillermo y Kate Middleton, pero sí a su familia
Algunos miembros de la familia real británica han hablado de espíritus. Los príncipes de Gales han convivido con el espectro de un sacerdote ejecutado hace más de 400 años
Los fantasmas para la familia real británica son más reales de lo que uno puede creer en un principio. Se suele hablar de estos para hablar de problemas del pasado, pero en el caso de los Windsor esta afirmación es más literal de lo que muchos piensan. Y es que son muchos los miembros del clan royal que han asegurado haberse topado con espíritus a lo largo de su vida. Ya lo hizo el padre y el abuelo de la reina Isabel II de Inglaterra, además de ella misma y su hermana Margarita. No temen el qué dirán cuando afirman sin temores que han sentido la presencia de algo del más allá. Pero no es el caso del príncipe Guillermo y Kate Middleton, que parecen inmunes a este tipo de apariciones o, simplemente, no le quitan el sueño.
Los actuales príncipes de Gales aseguran no haberse percatado de lo que sucede por los pasillos y estancias de Anmer Hall, su residencia de campo en Norfolk. Aquí han vivido durante dos años hasta el 2017, sin saber que compartían sus días con fantasmas. No lo hicieron cuando se instalaron en este refugio, que fue un regalo de la reina Isabel II a su nieto por su boda. Tampoco los fines de semanas y las vacaciones que emplazan aquí. Para ellos el sexto sentido no funciona y no han logrado contactar con los espectros que otros miembros de su familia sí han sentido e, incluso, afirman haber visto.
Sin embargo, el testimonio que nos trae ahora no es de un miembro de la familia real británica, sino de Richard Felix, un “historiador de lo paranormal”. Este experto en la materia conoce muy bien la historia de los fantasmas que habitan Anmer Hall, pero también de la advertencia que se le hizo al príncipe Guillermo cuando aceptó vivir aquí durante dos años. Él no le dio demasiada importancia a este tipo de comentarios y, de paso, parece que le divirtió la idea: “Ninguna casa antigua estaría completa sin un fantasma, ¿verdad?”, desvela en un podcast especializado en temática royal.
“Cuando los príncipes de Gales se mudaron a Anmer Hall, que está en la finca de Sandringham, había un fantasma de un sacerdote católico que tenía allí su residencia y fue ahorcado, arrastrado y descuartizado por alta traición. Y, por alguna razón, ahora ha regresado a su hogar”. Podría tratarse de la sinopsis de una película de terror, pero él está convencido de las evidencias históricas de Henry Walpole, un jesuita que fue ejecutado en 1595: “Aunque fue ejecutado en York, en realidad han oído allí su voz y han visto el fantasma de lo que dicen que es un sacerdote, vagando por Anmer Hall”.
La relación de la familia real británica con esta residencia de campo se remonta al rey Eduardo VII, quien la comprase en 1898 a Ernest Terah Hooley. Hasta entonces la casa era propiedad de la familia Coldham, pero durante dos décadas se la alquiló a los duques de Kent, desde los años 70 a los 90. Después, tras una reforma estimada en 1,7 millones de euros, ya pudieron disfrutarla el príncipe Guillermo y Kate Middleton, cuando aún tenían tan solo un hijo, el príncipe George. Después decidieron ampliar la familia e instalarse en Adelaide Cottage, en Windsor, donde aún continúan muy cerca del Rey Carlos III y Camilla Parker Bowles. Parece que no han sentido fantasmas o que no les ha prestado atención, a pesar de que a otros miembros de su familia esta cuestión les ha llegado a obsesionar.
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