Las fotos de la Princesa Leonor en el concierto de gala en el Carnegie Hall de Nueva York

Por primera vez desde su llegada a la Gran Manzana, la Princesa Leonor ha sido fotografiada en un acto público lejos del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, con el que atracó esta semana en Nueva York. La heredera al trono asistió junto a sus compañeros guardiamarinas a una exclusiva gala del Teatro Real en el Carnegie Hall, uno de los auditorios más legendarios del mundo.

El evento arrancó con una recepción y cena previa, en la que la Princesa lució el uniforme blanco de gala de la Armada, idéntico al del resto de sus compañeros. Fiel al reglamento, llevó el cabello recogido en un pulido moño trenzado con raya al medio, un estilo que se ha convertido en su seña de identidad durante su formación militar.

Obras de Turina y Falla

Dentro del auditorio, la velada estuvo a la altura de las expectativas. La violinista María Dueñas, prodigio de la música clásica y ganadora del Concurso Yehudi Menuhin, interpretó el Concierto para violín y orquesta de Korngold. La Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la batuta de David Afkham, completó el programa con obras de Turina y Falla. También brilló la soprano Saioa Hernández, que debutó en Estados Unidos con arias de zarzuela y piezas de Ravel.

Leonor y sus compañeros disfrutaron desde el patio de butacas de una noche que sirvió tanto para reforzar el vínculo con la cultura española como para proyectar una imagen de cercanía, disciplina y proyección internacional. Al finalizar, algunos de ellos, incluida la Princesa, pudieron conversar brevemente con los artistas en el cóctel posterior.

Esta parada en Nueva York es la última gran escala del crucero de instrucción antes de su regreso a España, previsto en los próximos días. Leonor se reencontrará entonces con su padre y su hermana, a quienes no ve desde Navidad. Su madre, la reina Letizia, ya la visitó por sorpresa en mayo durante su escala en Panamá.

En las próximas jornadas, la agenda neoyorquina de Leonor incluirá otros actos, como un encuentro con Victoria de Hohenlohe, duquesa de Medinaceli, afincada en la ciudad desde marzo. La imagen de la heredera en Nueva York, elegante y sobria, refuerza su papel como símbolo de una nueva generación de la monarquía.