(No) royals
Lilibet, la hija americana de Meghan y Harry, "plebeya por sorpresa"
El duque de Sussex disfrutó de unos amigos del festivo del Día de la Independencia en Estados Unidos
El pasado 4 de julio, millones de estadounidenses se echaron a las calles para celebrar el Día de la Independencia, una de las jornadas más importantes y destacadas de su calendario. El príncipe Harry, que vive allí junto a Meghan Markle y sus hijos desde hace tres años, llevó a la práctica aquello de “donde fueres, haz lo que vieres” y se animó a festejar esta significativa fecha acompañado de algunos amigos y, por supuesto, la duquesa de Sussex, desmintiendo así los rumores que suenan desde hace meses y que apuntan a un distanciamiento e incluso un inminente divorcio.
Resulta curioso que el Día de la Independencia se conmemora el 4 de julio de 1776, cuando los primeros colonos americanos lograron la autodeterminación frente a la Corona británica, la misma de la que el príncipe Harry y Meghan Markle se desvincularon con su infame Megxit.
El duque de Sussex se dejó ver como un estadounidense más en las celebraciones del 4 de julio, que incluyen desfiles, fuegos artificiales o barbacoas con los vecinos. De aquel día acaban de trascender unas emotivas imágenes en las que el duque de Sussex aparece como nunca antes se le había visto: luciendo su faceta más paternal.
Ataviado con una gorra y gafas de sol, el príncipe Harry coge a su hija Lilibet en brazos y demuestra una vez más lo mucho que le gustan los niños.
Es de las pocas veces que se publican imágenes de “la princesa americana”, tal y como los estadounidenses se refieren a ella, por haber nacido en suelo de USA. Si la situación familiar se mantiene como hasta ahora, la niña podría ser criada con total normalidad, alejada del protocolo, la pompa y la opinión pública a las que tendría que rendirse si sus padres hubieran seguido viviendo en Londres y ocupando sus funciones como miembros activos de la Corona.
De hecho, su nacimiento se anunció dos días después de producirse, sin imagen o celebración, en medio de un hermetismo que nada tiene que ver con la espectacularidad que acompaña a los alumbramientos de la familia real. Tampoco recibió ninguna felicitación pública el día de su pasado cumpleaños. En su caso, ha sido más bien un “plebeya por sorpresa”.
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