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DEP

Muere la duquesa de Kent, en cuya boda surgió el amor entre el Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía

El enlace se celebró el 8 de junio de 1961 y reunió a los representantes más destacados de la realeza internacional

La duquesa de Kent en una imagen de archivo Gtres

Duro revés el que anuncia en la mañana de este viernes 5 de septiembre el gabinete de comunicación de Buckingham. Desde palacio se da a conocer la muerte de la duquesa de Kent a través de un comunicado oficial. Se trata de la esposa del duque de Kent, primo de la desaparecida reina Isabel II de Inglaterra, uno de los miembros más veteranos del clan real, también de los más queridos por todos. Una triste pérdida que está conmocionando la opinión pública británica, que ya llora su pérdida y rememora sus grandes hitos.

Pero la muerte de la duquesa de Kent no solo conmueve los corazones del pueblo inglés, sino que la pena por su fallecimiento trasciende fronteras. Su lazos eran estrechos con la mayoría de casas reales europeas, incluida la española, que debe a Catalina la unión entre el Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía, puesto que fue en su boda con el príncipe Eduardo de Gran Bretaña, hijo del Rey Jorge III, donde se conocieron y dieron los primeros pasos en lo que fue su relación.

El enlace, todo un acontecimiento de gran relevancia social y diplomática, tuvo lugar el 8 de junio de 1961 en la catedral de York Minster, uno de los templos góticos más imponentes de Inglaterra. La novia lució un vestido diseñado por John Cavanagh, acompañado de la tiara de diamantes de la familia Kent, mientras miles de personas se congregaban en las calles para ver a la pareja. Fue la primera boda real británica televisada en directo, lo que permitió que millones de espectadores en todo el mundo siguieran el acontecimiento.

Los duques de KentGtres

Tras la ceremonia, la recepción se celebró en la residencia familiar de la novia, Hovingham Hall, en Yorkshire. Entre los asistentes destacaron la reina Isabel II y el duque de Edimburgo, junto a la reina madre Isabel, además de representantes de casas reales extranjeras como el rey Olaf V de Noruega y el rey Constantino de Grecia. La boda no solo fue un acontecimiento romántico, sino también un símbolo de la continuidad de los vínculos entre las distintas monarquías europeas.

Como se ha comentado anteriormente, también hubo representación española. A la boda acudieron el conde de Barcelona, don Juan, y la reina Victoria Eugenia, además del joven príncipe Juan Carlos, a quien, por lo visto, no le hacía ninguna ilusión estar presente en aquel enlace.

El vestido de novia de la duquesa de KentGtres

La princesa Sofía de Grecia también viajó con pocas ganas, acompañando a su hermano Constantino, entonces heredero de Grecia, más por insistencia de sus padres que por voluntad propia. Todo era un empeño de las dos familias para que surgiera la magia entre las jóvenes altezas, y así ocurrió.

Llegaron días antes de la boda a Reino Unido y tanto la familia real griega como la española se alojaron en el mismo hotel de Londres, el Claridge's, donde comenzaron a estrechar lazos. Don Juan Carlos y doña Sofía protagonizaron varias salidas que llamaron la atención tanto de la prensa como del resto de la realeza.

El día de la boda, el protocolo quiso que coincidieran en la mesa y se sentaran juntos, propiciando aún más la unión entre ellos. En la celebración posterior, bailaron juntos y fue en este momento cuando sintieron “el tirón de la atracción”, tal y como la propia Reina Sofía reveló en su día a la periodista Pilar Urbano.

Tras esas excitantes jornadas, y ya de regreso a sus respectivos países, los Reyes Pablo y Federica de Grecia invitaron a la familia real española a su palacete de Mon Repos, en Corfú, para empezar a planificar el matrimonio entre don Juan Carlos y doña Sofía. El resto de la historia ya lo conocen…