Torbellino digital
Princesa Ana: un 75º cumpleaños eclipsado por un error viral
Un homenaje oficial acabó convertido en polémica tras atribuirle al vicealmirante Timothy Laurence "hijos secretos" que nunca existieron
Lo que debía ser un homenaje elegante y solemne terminó convirtiéndose en una pequeña tormenta digital. La Familia Real británica quiso celebrar el 75º cumpleaños de la princesa Ana con una lista de "75 datos curiosos" sobre su vida. Una idea sencilla, incluso entrañable, que se convirtió en un dolor de cabeza para el equipo de comunicación del Palacio de Buckingham: entre esos datos se coló un error que atribuía a su esposo, Timothy Laurence, dos supuestos hijos de un matrimonio anterior inexistente.
La confusión fue suficiente para que las redes ardieran. En pocas horas, X (antes Twitter) e Instagram se llenaron de comentarios irónicos y memes con un mismo hilo conductor: "¿Una simple errata… o un secreto real desvelado?". El eco fue inmediato. La publicación desapareció de los perfiles oficiales, pero las capturas ya circulaban a velocidad de vértigo, alimentando la especulación.
Lo cierto es que el vicealmirante Laurence, segundo marido de la princesa, nunca ha estado casado previamente ni tiene descendencia. El origen del error sigue sin aclararse. Algunas voces apuntan a un desliz humano, otras a una posible dependencia excesiva de herramientas de redacción automática sin la revisión adecuada. Sea como fuere, la equivocación puso en entredicho la supervisión del equipo de comunicación real y evidenció la vulnerabilidad de una institución que busca, con ahínco, proyectar una imagen impecable.
Polémica servida
La lista, concebida para ensalzar la figura de Ana -una de las royals más valoradas por su discreción y entrega al deber-, acabó convertida en un manual de relaciones públicas fallidas. El Palacio intentó reconducir la situación reemplazando la publicación por dos retratos de la princesa, firmados por el fotógrafo John Swannell, pero el daño ya estaba hecho. Para muchos, el gesto de borrar sin explicar solo alimentó la polémica.
Mientras tanto, la princesa Ana se mantuvo completamente al margen del revuelo. Fiel a su carácter reservado, celebró su aniversario en aguas escocesas, navegando junto a Laurence por las Islas Occidentales. Una manera silenciosa y coherente de esquivar la viralidad que tanto incomoda a su generación.
Las reacciones en redes oscilaron entre la broma y la crítica seria. "¿Acaso el Palacio filtró un secreto real?"; "¿Quién revisa los datos antes de publicarlos?" o "La princesa Ana merece algo mejor que un homenaje descuidado" fueron algunos de los comentarios más repetidos. La anécdota, más allá de la risa inmediata, abrió un debate de fondo: ¿hasta qué punto puede la inteligencia artificial -o la prisa digital- poner en riesgo la reputación de instituciones que basan su poder en la solemnidad y el control absoluto de la narrativa?
La princesa Ana, sin pretenderlo, terminó protagonizando uno de los episodios más comentados del verano británico. Un cumpleaños redondo, eclipsado por un error que Buckingham querría olvidar, pero que las redes difícilmente dejarán pasar.