La reina Mary de Dinamarca esconde su pena volcándose en ayudas sociales

A la reina Mary de Dinamarca se le nota en la mirada que la tristeza es hoy mala compañera de vida. La agitada trayectoria extramatrimonial de su marido, el rey Federico , le ha pasado factura y le cuesta salir del bache. Bien es verdad que los daneses tienen en gran consideración la figura de la soberana, dicen que la valoran mejor que a su propio esposo, y ella ha elegido el contacto más directo con los ciudadanos más necesitados del país, volcándose en la Fundación que lleva su nombre y que se encarga de apoyar causas contra la soledad, la violencia doméstica y el acoso escolar.

Es fácil verla en las dependencias de su asociación ayudando como una trabajadora más, sin privilegios y echando una mano en la medida de sus posibilidades. Los empleados de la Fundación la definen como “una mujer sencilla, entregada a la causa y muy amable”.