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Negacionismo

Miguel Bosé y Josep Pàmies: La extraña pareja negacionista

El 17 de julio ambos coincidieron en un polémico acto contra las vacunas en Balaguer (Lérida) convocado por la agrupación «Dulce Revolución» y al que acudieron decenas de personas

Josep Pàmies y Miguel Bosé
Josep Pàmies y Miguel BoséCollage La RazónCollage La Razón

Uno besa y el otro se limita a tender la mejilla. El primero, curandero y agricultor catalán, se llama Josep Pàmies; el segundo, Miguel Bosé. Uno se siente de maravilla por haber descubierto un amigo y el otro apunta con la mirada al cielo. Era cuestión de tiempo que sus disparatadas y acientíficas ideas acerca de la pandemia les uniese. El encuentro se produjo en un acto negacionista contra las vacunas en la localidad leridana de Balaguer y no defraudó. El cantante hace aspavientos, se levanta, se atusa el pelo, gira el torso y se vuelve a sentar. Tiene la mirada perdida y su expresión es un grito a voces de un profundo conflicto consigo mismo.

El público aún no ha salido de su asombro. ¿A qué viene tanto desconcierto? LA RAZÓN pregunta a este hombre con risita de pillastre que presume de ser amigo de este nuevo Bosé que la Covid ha convertido en un «mesías». Lo de Bosé, para ser exactos, no es ni siquiera una ilusión óptica. Con su barba cana en punta, el pelo algo revuelto y el rostro desdibujado por tanta mueca, no asoma ni rastro de aquel mito erótico a quien Picasso regaló sus primeras mallas. Al Bosé artista ni se le toca. Pero este otro, el que arrima el hombro en una causa tan poco comprensible como es el activismo contra la ciencia, traspasa cualquier tipo de rareza o singularidad a la que nos tiene acostumbrados.

Miguel Bosé durante su entrevista con Jordi Évole
Miguel Bosé durante su entrevista con Jordi ÉvoleATRESMEDIA/ LA SEXTA

Pàmies contactó con él para agradecerle su apoyo en la recogida de firmas antivacunas que impulsó en abril de 2020. Que Bosé estampara la suya animó de forma casi inmediata a otras 50.000 personas. «Le agradecí el gesto e iniciamos una relación personal a distancia que ha derivado en amistad. Me prometió que me visitaría en su siguiente viaje a España y lo ha cumplido». Según cuenta, ha habido entre ellos largas charlas e intercambio de confidencias y conocimientos. «Sus manos son resecas como las mías, de agricultor. Tienen las arrugas y la dignidad de quien trabaja la tierra. Él en su huerta mexicana, yo aquí en Balaguer». ¿Y qué hay de ese carácter intratable? «Embustes. Miguel es un hombre muy educado y de trato excelente. Me ha sorprendido porque no se corresponde con esa fama de déspota o difícil que le persigue. Se le está juzgando de un modo que no se merece».

Abrazos para contagiarse

Hay que aclarar que quien habla es uno de los mayores abanderados del movimiento negacionista de la Covid-19, un hombre que acusa a la ciencia de tratarnos como cobayas humanas. Tiene 73 años y reside en una masía junto a su mujer Rosa Mari. Sus prácticas le han costado varias denuncias por parte de colegios de médicos. En pleno confinamiento reunía a cientos de personas en fiestas de abrazos para infectarse y pulverizar a todos con su fórmula magistral a base de clorito de sodio con la que dice curar el coronavirus. En una entrevista para LA RAZÓN desplegó su retahíla de paparruchas, que son las mismas que expone Bosé en un discurso que ha ido armando según avanzaba la pandemia.

Josep Pàmies
Josep PàmiesLa RazónLa Razón

En esa excentricidad han forjado una camaradería y una devoción insólitas tratándose de un referente musical como Bosé, que tantas veces se reinventó sin perder su identidad. Lo que se aprecia en los vídeos difundidos no es esa soberbia de la que él ha hecho gala en varias etapas de su vida, debería interpretarse como un agravio, con mucho desasosiego. ¿Advirtió Pàmies algo extraño en su comportamiento? El curandero sale de nuevo en su defensa: «Más calumnias por parte de quienes no respetan la libertad de opinión». Le recordamos que, en un momento, Bosé llegó a perder el equilibrio: «De ninguna manera. Simplemente tropezó con un cable gordo al intentar alcanzar un poco de agua».

Las redes sociales siguen sin dar crédito. Su imagen tampoco pasa por su mejor momento. Su caja torácica se ha vuelto inmensa, como si hace tiempo hubiese perdido toda fuerza de voluntad. Son muchos los detalles que sugieren que el cantante enfrenta el peor momento de su vida personal y profesional, como su frustrada gira prevista para el verano. ¿No es desgarrador para quien siempre manifestó su deseo de continuar eternamente en la música? Incluso le costó terminar su sermón en Balaguer. «¿Quién lo dice? Otro infundio más. Él está muy activo y nos sorprenderá con su vuelta. Ha abandonado la medicación y recupera su voz gracias a los remedios naturales», contesta Pàmies presumiendo de las 300 variedades de plantas y flores que cultiva con fines terapéuticos y tan feliz porque, dentro de ese mundo que la mente de Bosé ha partido en dos, él está en su misma mitad.