Suceso
El secuestro del doctor Iglesias Puga por ETA: veinte días de terror y una dentadura perdida
Se cumplen cuarenta años del suceso que conmocionó a España y marcó para siempre a la familia del cantante
En 1981Julio Iglesias era uno de los artistas latinos más conocido en en el mundo. Llenaba los grandes espacios en los que actuara en cualquier ciudad y en España sus discos se vendían como rosquillas. En esas fechas acababa de publicar su décimo sexto trabajo, «De niña a mujer» que pronto se convertiría en en disco de platino. Años después estaba reconocido como el artista que más discos había vendido en más idiomas en todo el mundo. Cantaba en La Casa Blanca y era recibido en los palacios presidenciales. Con esta biografía mediática el secuestro del doctor Iglesias Puga por la banda terrorista ETA el 29 de diciembre de 1981 fue una conmoción internacional.
Se cumplen cuarenta años de esa fecha que marcó para siempre a Iglesias y a toda la familia. Él mismo relataba en aquellos años a quien esto escribe como fueron aquellos días terribles: «Deje de comer y mis noches eran duermevelas. Me despertaba sudando y lo único que pensaba era en mi pobre viejo. El frío que estaría pasando porque nunca llevaba abrigo. A mis hijos les puse guardaespaldas y no supe cuidar a mi padre». Chabely, Julio José y Enrique vivían en España con Isabel Preysler y nadie de la familia imaginaba que pudieran hacerles algo malo a los niños. Pero hubo una historia rara tiempo atrás de un perturbado que llamó al propio doctor Iglesias pidiéndole un millón de pesetas o «secuestro a tus nietos». La policía lo detuvo y acabó en un psiquiátrico. A partir de ahí el cantante decidió que sus hijos llevaran escolta. No así su padre.
A raíz del secuestro se fueron a vivir a Miami a la casa del cantante donde vivía la abuela Charo de la Cueva. El matrimonio de los padres estaba separado de hecho y el divorcio se hizo público cuando ella murió y «papuchi» (como le bautizó la prensa con cariño) ya se había casado en secreto con Ronna Keith.
En aquellos años terribles de ETA donde día sí y día también se sucedían atentados, el secuestro del doctor estuvo muy bien diseñado. Los raptores se hicieron pasar por un equipo de televisión alemana. Llegaron a estar en la consulta que el doctor tenía en la maternidad de la calle O’Donnell y le comunicaron que al día siguiente grabarían en el domicilio de San Francisco de Sales. Iglesias Puga era remiso a ese encuentro pero el regalo de una televisión último modelo fue definitivo para el acuerdo final. A partir de ese «si» la maquinaria del terror se puso en marcha. El doctor salió de su casa y nunca volvió. Quien dio la voz de alarma fue su abogado Fernando Bernáldez con el que había quedado a comer. Y más tarde tampoco apareció para la visita a la cuñada que estaba embarazada. La impuntualidad no formaba parte de la vida del especialista en ginecología. El abogado se puso en contacto con la policía y denunció su desaparición una vez que ya había comunicado la noticia al hermano Carlos y a la madre Charo de la Cueva.
«Doctor, somos los buenos»
Julio Iglesias no se enteró del drama hasta horas después cuando Isabel Preysler le comunicó el secuestro. Y así me lo recordaba el añorado Alfredo Fraile que falleció el 13 de mayo de 2021 en el aniversario de ese año: «Estaba durmiendo y no le quisieron despertar. A parir de ahí todo fue una pesadilla. Me fui a vivir a su casa y en la mía estaba el operativo de prensa. Mi mujer María Eugenia se encargaba de atender a los periodistas españoles. Fueron unos días terribles. No sabíamos qué podía pasar y pensar en lo peor era terrible. Solo cuando recibimos la llamada de José María Rodríguez Colorado, director General de la Policía, Julio se calmó y pudo hablar con su padre».
Veinte días después del secuestro, el 17 de enero de 1982, el doctor Iglesias Puga fue liberado por los GEOS al mando del comisario Juan Domingo Martorell. Tiempo después, Julio Iglesias contrató al policía para que dirigiera su seguridad personal y la de sus hijos.
En esta historia que tuvo un final feliz hubo también la faceta de humor negro: La rueda de prensa no se pudo hacer hasta varios después. En principio estaba prevista que fuera en Madrid pero luego se decidió que fuera en Miami. La excusa para este retraso era el estado emocional del ginecólogo. Y así era, pero había otro punto importante. Cuando la policía irrumpe en la casa de Trasmoz a media noche y los secuestradores están durmiendo. Los GEOS se llevan inmediatamente a Julio Iglesias Puga que en un primer momento piensa que lo van a matar. Los policías tienen que insistir: «Doctor, somos los buenos y hemos venido para rescatarlo». Y dado el estado emocional en el que se encontraba el ginecólogo se olvido de su dentadura que se encontraba en un vaso con agua. Hasta días después no pudo recuperarla y de ahí que todo se retrasara.
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