Entrevista

Loles León: «Hace 17 años que no le digo ‘te quiero’ a una pareja»

A sus setenta y dos años no quiere oír hablar de jubilación, «me gusta demasiado entretener al público. Me mantiene viva»

La actriz Loles León, en "Una noche con ella"
La actriz Loles León, en "Una noche con ella"Sergio R MorenoGTRES

Tiene el espíritu de una veinteañera y el bagaje y la madurez de una mujer con grandes vivencias. Es ingeniosa, divertida y no deja indiferente a nadie. Loles León se queda sin vacaciones este verano porque las grabaciones de la serie «La que se avecina» le impiden disfrutar de un merecido descanso. Pero a sus setenta y dos años recién cumplidos que a nadie se le ocurra preguntarle si la actriz piensa en la jubilación. Mejor no conocer sus prontos. Porque detrás de su imagen amable y simpática se esconde un carácter de armas tomar. «Trabajo todos los veranos, ahora me recogen todos los días a las siete de la mañana para trabajar en la serie, y estamos en los estudios quince horas. Afortunadamente, nos reímos mucho y lo pasamos muy bien».

Su personaje, Menchu, trae locos a todos los hombres. ¿Cuánto tiempo hace que no le dice Loles León a una pareja «te quiero»?

Creo que unos diecisiete años.

¿Tanto?

Sí, pero yo digo «te quiero» a mucha gente de mi entorno. Mi soledad sentimental es asumida, elegida y práctica. No concibo vivir acompañada de un hombre en mi casa. Otra cosa es que quede con alguno y tengamos un achuchón… pero nada más. Es que ya no quiero encontrar al hombre de mi vida, ¿para qué? Eso es algo que encuentro muy antiguo, completamente desfasado. Además, no entiendo quién puñetas inventó lo del hombre de su vida, es como lo del día de la madre.

Siempre fue una mujer muy independiente. ¿Quizá causaba miedo a los hombres?

Mi independencia es una actitud muy asumida, es mi manera de ser, mi naturaleza, no podría ser de otra forma.

¿Cómo consigue aparentar cincuenta y tantos cuando ya ha traspasado los setenta?

No tengo ni idea, deben de ser los genes. Es cosa de energías y actitudes. Soy activa, vigorosa, muy positiva... No paro de hacer cosas, no sé estarme quieta. Lo mío es el buen rollo, la alegría. Nunca digo no a nada. La palabra jubilación no me gusta, la ignoro, no sirvo para quedarme en casa… No contemplo para nada retirarme. Mientras me sienta tan estupenda seguiré en la brecha. Me gusta demasiado mi trabajo, entretener al público, actuar me mantiene muy viva. Para mí es primordial y esencial. Lo gozo mucho.

Al margen de la serie se sube a los escenarios para representar «Una noche con ella», una obra con tintes autobiográficos.

Sí. Pero hay un cincuenta por ciento de verdades, y otro cincuenta de mentiras. Hay mucho que ocultar, episodios que es mejor mantenerlos en secreto (muchas risas).

¿Por vergüenza, decoro, miedo al qué dirán…?

A veces hay cosas muy íntimas que pueden darte pudor compartirlas con el público.

¿Secretos sexuales?

En este sector estoy muy satisfecha. Pero ahora el placer me lo busco con mis aparatitos. Soy independiente para autosatisfacerme en el sexo. Al igual que hacen muchas mujeres cuando tienen ciertas necesidades corporales. Las tiendas ‘sex shop’ son maravillosas con sus cacharritos. Y con ellos, nos damos el placer que nuestro cuerpo necesita. Hay que apaciguar el deseo sexual.

¿Usted es consciente de que para muchos señores es un objeto de deseo…?

Lo sé perfectamente desde hace muchos años. Soy un icono sexual, no lo voy a negar. Y desde muy jovencita. Me doy cuenta enseguida de que atraigo a los hombres.

¿Le gusta causar morbo?

No soy morbosa, lo que soy es una mujer muy sensual. Y me lanzo a la llamada de la atracción y del deseo. Pero he conquistado poco, más bien me dejaba conquistar. Prefiero que me seduzcan. Ese juego es muy bonito, pero disfruto dejándome seducir. Bueno, disfrutaba.

Siempre la vi flirteando con hombres muy jóvenes…

Eso era antes, ahora no lo veo muy apetecible. A mis setenta y dos años me gusta más una buena amistad que un flirteo. Ya le digo que para el sexo me apaño yo solita. No hace falta que venga un señor a arreglarme nada.

¿Seguro?

Segurísimo. Eso sí que lo tengo clarísimo, no le quepa la menor duda.

¿Ya no cree en el amor?

El amor es una ilusión, y yo valoro ahora mismo más una buena amistad, un cambio de impresiones, una charla constructiva.

¿Y si apareciera otro hombre que la ilusione?

¿A estas alturas de mi vida? La verdad es que me preocupan otras cosas. Ahora mi cariño es para mi hijo, mi nieto y la gente que me rodea y me quiere. Todos los que me hacen sentirme feliz.