Ley de Memoria Democrática
Carmen Martínez-Bordiú, la no duquesa de Franco desde ayer
Vive feliz en su retiro portugués, sin pronunciarse sobre la pérdida de su título por la Ley de Memoria Democrática
Cuando cumplió los 70, Carmen Martínez -Bordiúpidió ser olvidada y seguir disfrutando de su solaz retiro en Sintra, en el idílico parque natural de Cascais. Tres años después, vuelve a ser objetivo del foco mediático. Ayer entró en vigor la controvertida ley de Memoria Democrática que sustituye y complementa a la ley de Memoria Histórica. Una de las consecuencias es la abolición de 32 títulos nobiliarios. El Ducado de Franco fue creado y otorgado por Don Juan Carlos de Borbón a Doña Carmen Polo, madre de Carmen, en 1975, seis días después de la muerte del dictador. Precisamente, Carmen coincidirá este fin de semana con el Rey Emérito en Abu Dabi. La razón es la celebración de la boda de su sobrino Juan José Franco, hijo de Francis Franco y María Suelves y Khali El Assir hija de El Assir y María Fernández Longoria. La pareja contrajo matrimonio civil en España y ahora celebrará la unión en Abu Dabi, donde el padre de la novia se refugió tras ser dictada en 2019 orden de busca y captura por haber defraudado setenta y cinco millones de euros al fisco español. Don Juan Carlos, amigo personal de Al Assir, asistirá a los fastos preparados para la ocasión y podrá departir con Carmen sobre la supresión del título que él mismo otorgó a su madre. El Ministerio de Justicia estudiaba desde 2018 la supresión del Ducado de Franco y otros 32 títulos.
La concesión del título el 31 de mayo de 2018 a Carmen Martínez Bordiú no estuvo exenta de polémica. El Gobierno de Mariano Rajoy concedió el título, de forma in extremis, a la nieta mayor de Franco unos días antes de la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy de la Presidencia. La Asociación para la Recuperación de Memoria Histórica, ARMH, en marzo de 2018, interpuso una demanda ante la Fiscalía General del Estado para la supresión de unos títulos que consideraban «un reconocimiento a un golpe contra la democracia y la libertad y que eran reminiscencia de valores anacrónicos y antítesis de conciliación». Asimismo, grupos de izquierdas, emitieron una carta dirigida a Don Felipe de Borbón pidiéndole que suprimiese esos vestigios que podrían representar la exaltación de la dictadura y apelaban a la modernidad y buena imagen de la Corona Española.
Carmen Martínez Bordiú no se ha pronunciado públicamente sobre la polémica suscitada por la concesión del título y a la posibilidad de que la ley suprimiese el ducado. Pero según personas de su entorno, considera que los títulos otorgados por un Jefe de Estado son legítimos y que el ducado de Franco, precisamente, fue otorgado por el Rey Emérito a su madre por su contribución a que Don Juan Carlos fuese el Rey que pudiese comandar la transición a la democracia. El Partido Popular ya ha anunciado que cuando llegue al Gobierno, revisará la ley que deshabilita los 33 títulos nobiliarios y Vox recurrirá ante el Tribunal Constitucional.
Silencio como arma
Carmen ha asistido desde la distancia a la polémica exhumación y traslado de los restos de su abuelo desde el Valle de los Caídos al panteón familiar del cementerio del Pardo, la pérdida del Pazo de Meirás y a la posibilidad de que fuese anulado el título de Duquesa de Franco, con estoicismo y respeto. Carmen decidió cambiar de vida y esta circunstancia no va a variar la felicidad que disfruta junto a su pareja desde hace 4 años, el «coach» australiano Tim McKeague, 34 años menor que ella. Tim ayudó a Carmen a emprender una etapa lejos de los focos mediáticos, imbuidos en la meditación, el deporte y un estilo de vida centrado en la felicidad que procuran los amigos de verdad y la familia.
La imagen de Carmen Martínez Bordiú, sin el título de Duquesa de Franco, con Don Juan Carlos, será uno de los momentos más buscados en la boda de Juan José Franco y Khali El Assir en Abu Dabi. La paradójica coincidencia de fechas y protagonistas impulsan a Carmen a la morbosa actualidad de la que huyó hace años. Será circunstancial. Carmen merece la tranquilidad y respeto alejada de la polémica y la controversia que siempre la han acompañado.
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