Entrevista

Ana Finat: «Antes me reía de Tamara Falcó por su fe, hoy la admiro por su valentía»

La aristócrata comparte en su libro «Cuando conocí a Dios» su proceso de conversión: «Ya no me dicen que estoy loca»

La Marquesa de Griñón y las hermanas Finat nos dejan looks campestres para el recuerdo
Las hermanas Casilda y Ana Finat, con Tamara Falcó@tamara_falco

Hace ahora tres años se topó de frente con Dios. Cara a cara. Y no le esquivó. Acompañada de su hermana Casilda, Ani participó en un Seminario de Vida en el Espíritu, un retiro eclesial promovido por la Renovación Carismática. Aquella experiencia cambió de arriba abajo a estas aristócratas, influencers y empresarias. Ahora, esta treintañera madre de cuatro hijos ha puesto por escrito su proceso de conversión en «Cuando conocí al Dios Amor» (Almuzara).

De repente, un libro…

Cuando me llamaron de la editorial para proponérmelo, le dije a mi director espiritual: ¿Para qué voy a escribir yo un libro? ¿A quién le va a interesar mi vida? ¿A quién puede ayudar? Al final, me lancé y aquí estoy, sorprendida y sobrepasada. Me parece increíble que ya se haya vendido una edición y me parece alucinante que la gente comparta conmigo que les está ayudando.

¿Qué ecos le llegan?

Me dicen que es un libro que da paz y muchísima esperanza. Me agradecen la manera de dar a conocer la misericordia y el amor de Dios. Todos arrastramos una percepción de Dios un poco impersonal, lejana, como si fuera un rollo, como si la religión fuera toda una serie de prohibiciones. Con el libro busco dar a se conoce el amor de Dios y redescubrir que eso que otros ven como prohibiciones en realidad son renuncias por un bien mayor, renuncias por amor, para no hacernos daño a nosotros ni a los demás.

En su entorno, ¿no le dicen que se está pasando con tanta religión? ¿Cuántas veces le han dicho que está loca?

Al principio me lo decían mucho, pero ahora ya no me lo dicen, al menos a la cara, porque ya se han dado cuenta de que esto es lo que hay y, sobre todo, porque soy feliz. No te digo yo que no lo comenten por detrás…

¿Cómo se contagia la fe sin que la consideren una «flipada»?

Con el testimonio cotidiano, con el ejemplo más que contar un rollo. Cuando ven tu alegría y descubren cómo eres con los demás, con tu familia y con tus hijos, cuando descubres que actúas con compasión, que sabes perdonar aun en las situaciones más complicadas, en realidad estás transmitiéndoles que Dios es mucho más que palabrería, que Dios es vida.

En medio de una sociedad secularizada, con estadísticas que certifican que cada vez hay menos creyentes, ¿detecta algún brote de primavera?

Sí, creo que hoy en día está habiendo muchísimas conversiones, porque estamos en un mundo tan sumamente material, tan vacío y desnortado que la gente se está dando cuenta de que esa aparente libertad para hacer lo que te dé la gana no existe, que se nos vende algo que no tiene fondo. Ahí empieza una búsqueda, vas probando una cosa tras otra, y llega un momento en el que te das cuenta de que te sientes vacío. Hoy mismo pensaba en ello cuando leía la trayectoria de actor famoso de Hollywood. ¡Cuánta gente que lo tiene absolutamente todo y está con depresión, se suicida…! Al final, lo único que te puede llenar es Dios, no lo material. Creo que estamos en un momento en el que está el mundo está tan sumamente mal, que la gente está recapacitando y, de ahí, se están dando las conversiones.

Dicen que no hay nada más peligroso que un converso, por el subidón que da…

Por supuesto, cuando tienes un encuentro fuerte con Dios, sea porque no le conocías o porque le has redescubierto, tienes un subidón brutal, pero como no riegues la fe, como no perseveres, como no sigas día a día trabajando en ella, vuelves a las mismas cinco meses después. Tienes que luchar día a día por tu fe. Yo llamaría converso a aquel que descubre a Dios y que pone de verdad a Dios en el centro de su vida y lucha cada día por mantener esa relación.

Tamara Falcó presentará tu libro en Madrid el próximo 5 de noviembre. Le precedió en su proceso de conversión...

Junto con mi prima Andy, Tamy fue una de nuestras amigas que se acercaron a Dios antes y tuvieron encuentro fuerte con Él. Fueron ellas las primeras que empezaron a hablarnos de Dios, a volverse «locas», eso de lo que ahora me tachan a mí. Tamy fue la primera, nos reíamos un poco y la tomábamos el pelo. Ahora, echando la vista atrás, la admiro porque reconozco que fue valiente y tengo que darle las gracias. Por eso, me hace tantísima ilusión que presente mi libro.

Usted es una abanderada de los Seminarios de Vida en el Espíritu, unos retiros de impacto de fin de semana que hay a quien le puede chirriar por su dinámica. ¿Cómo quitaría esos prejuicios?

Para acercarse a Dios hay que ser muy niño, muy sencillo. En el camino de Dios todo se basa en la confianza. Dios tiene un camino y una forma de encontrarse con cada uno. No todo tiene por qué ser un Seminario de Vida en el Espíritu, sino que puede ser un retiro de Emaús, un Cursillo de Cristiandad, los ejercicios ignacianos... Todo lo que tiene que ver con Dios, suma. No tengo ningún reparo: si me proponen un retiro de cualquier estilo, lo hago. ¡Qué mejor que pasar un fin de semana con el Señor!

¿Invitaría a Pedro Sánchez a un retiro de conversión?

Sí y claro que le invitaría. Yo invitaría a todo el mundo, absolutamente a todo el mundo a hacer un retiro espiritual y acercarse a Dios.

Su hermana cuenta con una firma de joyas de éxito, con una línea religiosa ¿Qué le diría a quien piensa que están haciendo negocio con la fe?

No es así. La línea religiosa ya estaba muchísimo antes de acercarme yo a Dios, no ha surgido a raíz de mi conversión. Para nosotras es una forma de evangelizar, de acercar a Dios y a la Virgen a la gente.

¿Creer en Dios es como una varita mágica para que se solucionen todos los problemas con un rosario?

No, para nada. Poner tu confianza en Dios no significa que tu vida vaya a ser de color de rosa, que todo te vaya fenomenal y que sea que se acaben los problemas. Pero sí que implica que Dios está contigo para ayudarte a superar todas esas cosas. Al final eso da mucha libertad, porque todos vamos a pasar por la enfermedad, vamos a tener días peores… Con Dios, el sufrimiento es mucho más llevadero. Al final es la confianza de decir que tengo un Padre en el cielo que me quiere por encima de todo, más que nadie, que me está sosteniendo.

Ante una tragedia como la muerte repentina como el caso de Caritina Goyanes, ¿se le pide cuentas a Dios? ¿Le abronca?

¡Algo así es durísimo! Estoy plenamente convencida de que Caritina está ya en el cielo, está feliz, porque además era una niña muy buena. Estaba muy cerca de Dios. Para los que nos quedamos aquí es muy duro, pero, si te apoyas en Él, cuando llegan esos momentos, puedes sobrellevarlos, aunque el dolor no se quita de un plumazo. Dios no manda las desgracias ni dice «Ahora te voy a hacer la vida imposible quitándote a alguien». Dios no hace eso. La enfermedad y la muerte son fruto del pecado del mundo. Dios ayuda a sostenernos, porque es un Padre bueno.