Polémica

En Barbie no todo es de color de rosa

Por un motivo u otro, Barbie nunca dejará de sorprendernos.

Fotograma de la película Barbie, con Margot Robbie.
Fotograma de la película Barbie, con Margot Robbie.Warner Bros

Barbie, Barbie, Barbie… Nunca dejará de sorprender. Con su color rosa, el de las emociones sin mayor complicación, nos inundó el verano que se preveía lleno de calma, sensibilidad y amor (inclusivo). Durante unos días, el mundo fue una fiesta y vestidos de rosa nos volvimos amorosos, encantadores, delicados y sensuales, sin saber que la pintura que nos arrojaba Greta Gerwig, directora de la exitosa película, era un esmalte al agua que ha hecho que el rosa se evapore y empiecen a asomar algunas vergüenzas.

En Occidente hace aguas el potente mensaje feminista que lanzó una magnífica campaña de contenidos y marketing que se tradujo en unos beneficios en taquilla inimaginables. Demasiadas para expectativas para acabar concluyendo que «es literalmente imposible ser mujer». La derecha norteamericana ha calificado su enfoque feminista como «woke» e interpreta el papelón de Ken como un insulto a la condición masculina por su mensaje de «odio hacia los hombres».

Para la estrella de la televisión estadounidense Jack Posobiec, activista conservador, todo esto es «un festín de propaganda ‘‘woke’’» y «posiblemente, la película más anti hombres que jamás se había hecho».

También Elon Musk se ha sentido sobrepasado: «Si tomas un trago cada vez que Barbie dice patriarcado, te desmayarás antes de que termine la película», comentó en su cuenta de Twitter.

Ben Shapiro, comentarista político, contó esta palabra y se le agotaron los dedos: «Es todo lo que necesitas saber sobre #BarbieTheMovie».

Los franceses lo vieron venir y se adelantaron a la polémica tras ver el cartel promocional con su protagonista, Margot Robbie (Barbie) a hombros de Ryan Gosling (Ken) y un texto en el que se lee, en francés, «Ella lo es todo. Él solo es Ken». En francés coloquial «Ken» significa tener relaciones sexuales, suficiente para calificar la película como cine para adultos.

La película ha recaudado ya desde su estreno mundial más de mil millones de dólares, pero también una buena saca de valoraciones negativas por parte de quienes ven en ella una verdadera antología de clichés feministas y adoctrinamiento trans. Todo ello ha hecho recelar a muchos padres, incluso en España, que no saben si realmente podría tomarse como una comedia familiar y divertida para ver con los niños.

Pero donde más resentimiento ha provocado ha sido, sin duda, en el mundo islámico. Desde Marruecos a Bangladesh, la muñeca nunca fue vista y a lo largo del tiempo han ido fomentando la fabricación de muñecas más recatadas que contrarrestasen sus formas occidentales, sus escotes o su ropa ceñida. Esta vez no han podido encontrar una alternativa a la película y algunos países han cortado por la vía fácil: su prohibición. Es el caso de Kuwait.

A través de un comunicado, el Gobierno ha expresado que la película «promulga ideas y creencias que son ajenas a la sociedad kuwaití y al orden público». Sin necesidad de hacer alusión expresa a ello, parece claro que el contenido queer es una de sus mayores preocupaciones, igual que lo es en todo Oriente Medio, donde consideran que contradice sus valores religiosos.

En Líbano, el ministro de Cultura, Mohammad Mortada, ha dicho que la película promueve «la homosexualidad y la transformación sexual», además de fomentar «la horrible idea de rechazar la custodia del padre, menospreciando el papel de la madre y ridiculizándolo». También ha exigido su prohibición. Aunque Barbie ha encontrado algo más de benevolencia en Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, el estreno no llegará hasta el 31 de agosto, una vez que los funcionarios hayan decidido qué debe censurarse.

Todo ello podía ser previsible. No lo era que Barbie causase una crisis geopolítica, como ha ocurrido en Vietnam. Este país se quedará sin ver la cinta de Greta Gerwig por una imagen en la que se aprecia el mapa de las nueve líneas que marcan los territorios que China considera suyos de manera unilateral, algo con lo que Vietnam no está de acuerdo. «No otorgaremos licencias para la película estadounidense», ha zanjado el Departamento de Cine del país. En su gira por todo el planeta, Barbie certifica que hay países en los que la cultura, con su censura, está lejos de poder vestir de rosa.