Beyoncé y el coche volador: susto, cables y selfies sin pausa

Beyoncé vivió un momento de tensión en uno de los puntos más espectaculares de su gira, cuando su ya célebre "coche volador" falló en pleno vuelo escénico. La estructura que la suspendía en el aire empezó a descolgarse peligrosamente y, entre gestos de nerviosismo visibles en su rostro, la artista ordenó detener la música. El equipo técnico procedió a evacuarla cuidadosamente por una pasarela improvisada, descendiendo sobre el público como si fuese parte del guion. Pero no lo era.

La diva no estaba actuando. Estaba, literalmente, colgada de un hilo. Sin embargo, lo que en otro tiempo habría generado un silencio lleno de preocupación, hoy se transformó en júbilo. Decenas de móviles se alzaron para grabar la escena. Los fans gritaban su nombre, emocionados por la posibilidad de ver a Beyoncé desde tan cerca. La misma distancia que pudo haber sido peligrosa si el vehículo hubiera caído. Pero eso daba igual. Ella estaba cerca. Y eso, para algunos, justifica todo.

Momento único

En esta era de hiperviralidad, incluso el miedo se convierte en material para stories. La empatía, mientras tanto, parece haber quedado fuera de plano. ¿Qué importa que la artista estuviese angustiada? Lo que cuenta es el ángulo, el encuadre, el momento irrepetible. Como si estuviésemos viendo una nueva temporada de un reality show: una Beyoncé atrapada en su propio espectáculo, rodeada de cámaras que no entienden de vulnerabilidad.

La cantante bajaba visiblemente alterada y sus fans, en lugar de preocuparse, parecían celebrar el riesgo como si se tratara de un extra más del show. El drama real se confundió con la ficción espectacular que consumimos a diario, y la figura humana detrás de la estrella se volvió un personaje más que debía seguir el guion, aunque estuviese improvisando su seguridad.