
Bucólico
Carlos Lozano, de icono televisivo a ganadero: "Alejarme del mundanal ruido me permite alcanzar la paz"
El presentador nos habla del impacto personal tan positivo que ha tenido estar fuera de los platós

Quién le ha visto y quién le ve. La vida de Carlos Lozano ha sufrido una transformación absoluta. Alejado del mundo de la televisión, la moda y los actos sociales, hoy goza en su finca cercana a Madrid, cuidando de un buen número de animales, desde ovejas a perros o gallinas. Un zoo particular que le llena de satisfacciones y alegrías.
El icónico presentador reconoce que "la televisión ha marcado una etapa muy importante de mi vida y, quieras que no, se la echa de menos, pero ahora mismo hago lo que realmente me interesa. Vivo en el campo, en esa casa que usted conoce, es muy bonita y me acerca de lleno a la naturaleza. Alejarme del mundanal ruido me ha permitido alcanzar la paz que buscaba. Pero, bueno, de una u otra forma, algún día me verá de nuevo en la tele, aunque sea realizando un programa desde mi propia casa. No sería el primero ni el último".
A día de hoy, su gran amor es su hija Luna, fruto de su unión sentimental con la peruana Mónica Hoyos, no se le conoce pareja sentimental desde que rompió hace años con Mirian Saavedra. Él asume su soledad convencido de que el amor no hay que buscarlo, sino que te llega cuando menos te lo esperas. Y de momento sigue solo.
Del brillo de los platós a la austeridad del campo
Su día a día es muy austero, se levanta a las seis o las siete de la mañana, desayuna, da de comer a sus animales y pasa el día ocupándose de ellos con mimo y cariño. Es feliz ejerciendo de ganadero.
Recuerdo que hace años quedamos para comer en un restaurante cercano a la localidad madrileña de El Berrueco, donde entonces vivía, y ya me adelantó su intención futura de dejar el mundo mediático para retirarse a su paraíso campestre. Un sueño ya cumplido.
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