Repaso
La crónica de Marta Robles: ¿Qué estamos dispuestos a hacer para ser padres y madres?
Muere Kodama, se considera al David de Miguel Ángel pornografía, el Supremo anula el cese de Pérez de los Cobos ¡y solo se habla de Ana Obregón!
Lunes
Hace muchos años, en otro siglo, tuve la suerte de conocer y entrevistar a María Kodama, que dirigía un curso de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, en el que participaban grandes de la literatura como Michael Ende o Ray Bradbury (a quien también entrevisté). Supuso toda una experiencia para mí porque ella era la viuda y albacea de mi admiradísimo Jorge Luis Borges, la encargada de preservar su memoria, a quien el escritor dejó su legado. Veinticinco años después de aquella entrevista, volví a coincidir con ella en el festival malagueño de «La Térmica» y no pude evitar correr a saludarla. «Te recuerdo perfectamente» me dijo, para mi regocijo particular. Acaba de morir. Sin ella Borges no sería el mismo Borges. Y menos aún su recuerdo. Gracias, María. Ojalá creyera para poder pensar que os habéis reunido en el cielo.
Martes
Rehagamos el mundo, pintémoslo de rosa y olvidemos que todos tenemos escaparate y trastienda y que el planeta está ahíto de maldad. Eso pretenden los moralistas que, por cierto, lo confeccionan todo a su medida. Lo mismo deciden rebanar párrafos de la grandísima Agatha Christie y cambiar descripciones y términos ahora políticamente incorrectos -que entonces eran de uso habitual (la arrogancia de mirar el pasado con los ojos del presente)-, que hacer que dimita una profesora acusada por algunos padres de «incitación a la pornografía» por enseñarles el David de Miguel Ángel (capaces son de taparle las «vergüenzas» en la mismísima Florencia). Provoca más que miedo, horror, pensar en quiénes deciden lo que sí y lo que no: lo que se puede ver, leer o escuchar o no y hasta lo que se debería o no estudiar. En España, sin ir más lejos, para la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez «Pam», los niños tendrían que estudiar el consentimiento sexual pero no las raíces cuadradas porque a ella «no le sirvieron para nada». Es lo que suelen decir los niños pequeños cuando les cuestionan a los padres estudiar matemáticas, o lengua o literatura, o física… Un comentario de «altura», como el de esos padres que al ver un garabato de Picasso dicen: «esto lo hace igualito mi hijo».
Miércoles
Pues sí: el Supremo anula del cese del coronel Pérez de los Cobos ordenado por el ministro Marlaska. Recordarán que el argumento de esta patada fue «pérdida de confianza» con un informe sobre las manifestaciones del 8M, una semana antes de que se decretara el estado de alarma por la COVID. ¿Qué hace Marlaska al enterarse de esta noticia y de que tiene dos meses para restituir al coronel? ¿Ocultar la cara entre las manos y reconocer que el cese fue arbitrario y que le castigó por cumplir con la ley? Noooo, para nada. Lo que hace el ministro es arrojar sospechas respecto al papel de Pérez de los Cobos en los fondos reservados del caso Kitchen y sugerir que volverá a cesarlo.
Jueves
Conmoción generalizada. Ana Obregón sale en portada del «Hola», a sus 68 años declarados, abandonando un hospital con una niña en los brazos, en Miami. Es su hija por gestación subrogada. Una gestación subrogada que se especula en las redes que ha sido posible gracias al esperma preservado del fallecido hijo de la actriz y que ha pagado por completo, o en muy buena parte, la exclusiva de la revista. Toma ya. El asunto llega hasta el Congreso de los Diputados. Opina hasta el tato. Llevamos mil años celebrando los niños de gestación subrogada de los famosos en Estados Unidos y afeándoles la conducta a los anónimos, que solo tienen bolsillo para llegar hasta Ucrania. Hay que atreverse a legislar este asunto. Y a decir que hay que preservar los derechos del «nasciturus», que parece que solo se piensa en los padres y las madres. Y empezar a reconocer que, en este asunto, el altruismo, al menos completo, es imposible. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para conseguir ser padres o madres? ¿Ser padre o madre es un acto de generosidad o un acto de egoísmo? Es lo que plantea mi novela «La mala suerte» (Espasa). Lean, lean.
Viernes
Trump, imputado por pagar a un actriz porno para comprar su silencio… Y unas cuantas cosas más que aún no se saben. Es el primer expresidente de EEUU al que le toca afrontar cargos criminales, pero ¿realmente alguien piensa (y más después del escándalo sexual del video del programa «Acces Hollywood» en el que se dejaron el micrófono abierto y le pillaron hablando de sus tocamientos a mujeres) que él no ha sido consumidor de sexo de pago y que no cree que puede hacer lo que le dé la gana con ellas y con el mundo y salir impune?
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