Crimen en Tailandia

Daniel Sancho, a sus amigos: «La he liado, olvidaos de mí»

Nuevas pruebas refuerzan la declaración del asesino confeso de que Arrieta estaba obsesionado con él

Daniel Sancho es escoltado por agentes de la Policía tailandesa hasta el tribunal desde la comisaría de Koh Phangan
Daniel Sancho es escoltado por agentes de la Policía tailandesa hasta el tribunal desde la comisaría de Koh PhanganSOMKEAT RUKSAMANAgencia EFE

En su quinto día en la prisión de Koh Samui, acusado formalmente del asesinato premeditado de Edwin Arrieta, Daniel Sancho se encuentra en régimen de aislamiento de diez días por protocolo anti-Covid 19, y, como reveló el director de la prisión de la pequeña isla tailandesa, Watcharapong Boonsaior, por el momento esta «algo nervioso al tomar conciencia de la nueva realidad y comparte celda con cinco personas». Entretanto, nuevas pruebas afloran que reforzarían la declaración de Sancho de que Arrieta estaba obsesionado con él y le hacía sentirse amenazado y «en una jaula de cristal».

El caso del famoso chef sigue acaparando todas las miradas. Daniel llegó a Tailandia y adquirió todo lo que necesitaba para, supuestamente, matar y descuartizar a Edwin Arrieta, un reconocido cirujano colombiano con el que guardaba una compleja amistad. Se cree que Arrieta llegó a Pha Ngan el 2 de agosto y fue asesinado el mismo día. Al parecer, el cocinero español declaró a la policía que golpeó a Arrieta en la cara para aturdirlo y luego le estampó la cabeza contra el fregadero de la cocina, hasta que murió. Después, utilizó supuestamente sus habilidades culinarias con los cuchillos para descuartizar el cadáver. Sin embargo, no tenía un plan sólido para eliminar el cuerpo, lo que le llevó a comprar un kayak por 1000 dólares en mitad de la noche para deshacerse de la mitad del cuerpo, mientras vertía otras partes del mismo en bolsas de basura para arrojarlas en un vertedero local y también al mar.

Tras llevar a cabo su plan, acudió a un popular festival de la luna llena para, posteriormente, reportar la desaparición a las autoridades de su «amigo», empujado por las constantes llamadas de Darling Arrieta, hermana de la víctima, pidiendo explicaciones. Tanto a los agentes, como a la familia, les dijo que el miércoles Edwin se despidió y se marchó sin decir más. En ese momento Sancho se convirtió en el principal sospechoso del espeluznante crimen. A partir de ahí fueron apareciendo diversas evidencias que le incriminan, así como varias filmaciones en las que se le veía comprando todo lo necesario para trocear el cuerpo. Una vez se encontraron las hasta 14 partes del fallecido en unas bolsas del basurero, y los análisis de ADN confirmaron que había rastros del hijo del famoso actor, éste acabó confesándolo todo.

El joven había sido muy cuidadoso con la desinfección, sin embargo, también hallaron restos de ADN de la víctima en los desagües y en los muebles del cuarto de baño del bungalow número 6 del complejo Haad Salad Villa de Koh Pahngan, en el que se alojaba. Frente a la evidencia de estas pistas y al descuido del presunto asesino, éste se declaró culpable. Pese a que desde España su familia opinó que se había confesado por presiones policiales, el procesado manifestó posteriormente que las autoridades le habían tratado bien en todo momento, llegando incluso a invitarle a un hotel de lujo a cenar o cederle el teléfono para comunicarse con prensa o amigos españoles, a los que pidió disculpas y defendió sus actos como defensa propia por «no tener otra opción» «La he liado, olvidaos de mí», llegó a confesar en uno de los mensajes enviados.

Juntos en Ibiza y Segovia

No obstante, nuevas certezas de esta relación afloran, como imágenes de hace tres semanas de ambos en Ibiza, o de una romántica cita en un picadero de Segovia, el pasado 11 de febrero. Según comentó un amigo de Sancho a la revista «Semana», «podría haber mucho dinero de por medio, pero no hablamos de cantidades pequeñas. Su lío con Edwin Arrieta podría ser más gordo de lo que pensamos».

Asimismo, la Policía tailandesa ha encontrado mensajes en el móvil del chef, prueba clave en este caso, con amenazas de muerte por parte de su víctima. Siempre según Sancho, el médico vivía obsesionado por él y le coaccionaba con publicar sus fotos íntimas, aunque también confesó que habían mantenido relaciones sexuales en el pasado. «Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Era una jaula de cristal, pero era una jaula. Me hizo destruir la relación con mi novia, me ha obligado a hacer cosas que nunca hubiera hecho», aseguró Sancho a la agencia Efe.

Daniel es nieto del legendario actor Sancho Gracia, quien en 1968 tuvo un romance con la famosa actriz y modelo estadounidense Raquel Welch, que llevó al marido de ésta a perseguir a Gracia a punta de pistola. Hace solo dos semanas, su padre se deshacía en elogios hacia él en una entrega de premios, afirmando que estaba orgulloso de su carrera como empresario. Ahora pide «máximo respeto y respeto para su familia, que están viviendo una auténtica pesadilla».