El diario de Amilibia: El Duque de Alba y la nobleza

Nuestra tendencia natural a la confrontación que tanto anima el circo nacional nos lleva incluso a una guerra de minutos de silencio. Cada partido quiere el suyo: no es lo mismo guardar silencio por los asesinatos de los terroristas de Hamás, como dice el PP, que el minuto de silencio que la podemita Ione Belarra pide para condenar los crímenes de guerra y el genocidio de los palestinos planificado por los israelíes, por ejemplo. Todo es susceptible de transformarse en una guerra como la de los Pantoja. Cada acción conlleva una reacción y la «leonormanía» desatada por la dama cadete Borbón tendrá la suya, y será dura y sin cuartel. No quieren que la heredera herede: ya lo ha anunciado Izquierda Unida clamando por la III República.

Nos preguntamos quién defenderá a la Princesa de quienes incluso ven un ataque a los feos (aquí no hay feos, ¿no?) en el piropo de un cadete a la cadete: «qué guapas estás, Borbón». Así, dicen, empieza la corrupción y el latrocinio: robando corazones. Condena total al piropo a la monarquía, gritan. Para celebrar su 75 cumpleaños, el Duque de Alba, tan discreto siempre, ha manifestado en una entrevista: «La nobleza debe ser leal a la Patria y servir al Rey». El problema está en que la aristocracia más brilli brilli se dedica a la moda o se hace influencer o fija discontinua de «¡Hola!». La verdad: no veo yo a Tamara Falcó, Vic y Eugenia Martínez de Irujo uniformadas de mosqueteras con sus espadas al servicio de la Corona. Antes cocineras.

Rodríguez Ibarra dice que con la amnistía se violará a 40 millones de españoles. No pasa nada: los violadores serán amnistiados y los violados ¿merecerán un minuto de silencio? Yo prefiero ayuda preventiva de vaselina.