Esther Peña, la portavoz sociata, que cada vez que habla suelta gloria bendita por esa boquita que el Apolo de la Moncloa le dio, le ha llamado Mudito a Feijóo. Los más sesudos hermeneutas del circo nacional consultados por este bufón, interpretaron que la jocosa portavoz ha hecho una jocosa referencia al Mudito de los Siete Enanitos, cuento que le viene inconscientemente a la cabecita cada vez que contempla en toda su gloria al luminoso Apolo/Blancanieves (Blancanieves por parte de su señora) y al preclaro Gobierno. Feijóo no es Cicerón, pero mudito tampoco, a no ser que ahora vayan a operarle de la garganta porque se le atravesó un percebe. La portavoz podría actuar en el Club de la Comedia con un divertidísimo monólogo en el que fuera identificando a Sabio, Mocoso, Dormilón, Mudito, Tímido, Tontín y Feliz con los más reconocidos enanitos del Gobierno.

Como eso no le gustaría nada al Apolo/Blancanieves, le echo una mano. Dicho sea desde la subjetividad, un servidor ve a Mudito como el grupo de ministros que nadie sabe de qué son ministros: Pablo Bustinduy, Elma Saiz, Sira Rego y Jordi Hereu, por ejemplo. Luego, veo en el Apolo de la Moncloa/Blancanieves a Sabio, en Óscar Puente a Gruñón, en Albares a Mocoso, en la Yoli a Tontín, en Mónica García a Dormilón, y en Bolaños a Feliz. Walt Disney rechazo para la película a otros enanitos, quizá políticamente incorrectos: Barrigón, Calvorota, Sordito, Perezoso, Jadeante y Petiso. En Argentina, Petiso no significa solo pequeño; también llaman así a la felación. Como tengo que acabar, dejo al libre albedrío del lector la relación de los enanitos rechazados con los ministros correspondientes, Petiso incluido. Anda, que ya tiene tela llamar Mudito a Feijóo ahora que se va de cónclave y quiere cantar hasta «A rianxeira».