
A su lado
La familia Tejero: entre la lealtad, la fe y la sombra del 23-F
Con seis hijos y dieciséis nietos, el exteniente coronel Antonio Tejero vive sus últimos días en Valencia

A los 93 años, Antonio Tejero Molina, el protagonista de uno de los episodios más decisivos y controvertidos de la historia reciente de España, se encuentra en estado crítico en Valencia, tras haber recibido la extremaunción. El hombre que el 23 de febrero de 1981 encabezó el intento de golpe de Estado en el Congreso de los Diputados vive sus horas finales arropado por una extensa familia que, más de cuatro décadas después, sigue marcada por aquel apellido que aún evoca una fecha grabada en el imaginario colectivo: el 23-F.

Casado con Carmen Díez Pereira -hija de guardia civil y maestra-, Tejero formó una familia numerosa y disciplinada, muy en consonancia con su época. Seis hijos: tres hombres y tres mujeres. De ellos, muchos han mantenido la tradición castrense y el fuerte arraigo religioso que definieron al patriarca.
Las hijas mayores, Carmen y Dolores, se casaron con militares: la primera con un general de división y la segunda con un coronel del Ejército de Tierra que más tarde sería comisario de Policía. Antonio, el primogénito varón, siguió los pasos de su padre y se incorporó a la Guardia Civil, mientras que Juan también eligió la carrera militar y hoy es sargento en Ávila. Elvira, la cuarta hija, se alejó de la vida pública, y Ramón, quizá el más conocido de todos, es sacerdote en La Cala del Moral, en el municipio malagueño de Rincón de la Victoria.
Ramón Tejero ha sido, en cierto modo, el rostro más visible del clan en los últimos años. Fiel defensor de su padre, lo acompañó en varios de los escasos actos públicos a los que el exteniente coronel asistió tras su salida de prisión. En 2009, escribió una carta al diario ABC en la que lo describía como "un hombre de honor, fiel a sus principios religiosos y patrióticos, coherente y sincero". Tejero, que cumplió íntegramente su condena de 30 años por rebelión, optó después por el silencio y una vida discreta, sostenida por su pensión y la de su esposa.
La huella militar también se extendió a los nietos. De los dieciséis descendientes del antiguo guardia civil, varios han seguido la senda familiar. Antonio Tejero Sande, nieto del exteniente coronel, ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza, mientras que su hermano, Manuel, estudió en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro, reservado a hijos y nietos de miembros del Cuerpo. Por su parte, Francisco Javier Hernández Tejero, nieto por vía de Carmen, forma parte de la Unidad de Escoltas de la Guardia Civil en Madrid.
No faltan las ironías del destino: el hijo mayor de Tejero, Antonio Tejero Díez, fue ascendido a teniente coronel precisamente un 23 de febrero, en 2010. Pero aquel mismo año fue cesado tras organizar una comida conmemorativa del golpe, en la que participó su propio padre.
Hoy, mientras Antonio Tejero apura sus últimos días, su familia mantiene viva la figura de un hombre que, para muchos, encarna uno de los capítulos más oscuros de la Transición.
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