Docuserie
Hombre o mujer: ¿a quién amó Lina Morgan?
Con motivo del estreno del documental «Lina», volvemos la vista a las incógnitas que dejó esta gran actriz tan celosa de su intimidad
Hasta el último hálito de vida, Lina Morgan cuidó con celo su vida privada. Fallecía en Madrid siete meses antes de celebrar su ochenta cumpleaños, exactamente el 19 de agosto de 2015, víctima de un cáncer de garganta que ocultó incluso a su gente más cercana. Se iba una mujer inimitable, la Chaplin española, dejando un recuerdo imborrable, pero lleno de incógnitas: su forma de entender y de vivir sus pasiones, el deseo nunca cumplido de maternidad o su ocaso en medio de una soledad escogida.
A punto de cumplirse nueve años de su muerte, Movistar Plus+ estrena, el 17 de junio, la serie documental de tres capítulos, «Lina», que cuenta con el testimonio de más de 50 personas que tuvieron contacto con la actriz. Además, se incluye material de archivo que muestra, a través de la propia protagonista, la historia de España a lo largo de seis décadas.
Entre otros muchos, intervienen en la serie José Mota, Bárbara Rey, Lolita, Anabel Alonso, José Sacristán, Manolo Zarzo, Joaquín Reyes, Pablo Chiapella, Samantha Hudson o María León. La producción es un homenaje a una artista que cambió la forma de entender el humor y logró batir récords de espectadores y de audiencia cada vez que aparecía
Una de las incógnitas nunca desveladas sobre su vida personal fue su orientación sexual. Los rumores nunca confirmados jugaban con la ambigüedad de una bisexualidad no reconocida por la artista. Ni siquiera sus compañeros de profesión, como Mónica Pont, sabrían contestar a la gran pregunta. «El mayor misterio es si era bisexual o no. Estuve tres años día a día con Lina y no puedo contestar a esa pregunta. A mí me hablaba de su gran amor, que fue un hombre», comentó la actriz catalana. Eso arrojaría algo de luz a unas declaraciones que hizo la misma Lina afirmando que había tenido un gran amor, pero no decía su nombre porque podría «hacerle daño a ella o a él». Fue todo un enigma y hay quien piensa que nunca quiso revelar la verdad porque en aquel momento la orientación sexual podía definir el éxito, o el fracaso, en la carrera. «Tampoco creo que fuera muy sencillo defender el lesbianismo cuando estaba tan mal visto», dejó entrever hace tiempo la televisiva Eva Hache.
A la postre, Lina se fue en silencio. Su estado de salud era tan precario que no quiso recibir visitas en el hospital donde estaba ingresada. Ella deseaba que todos la recordáramos como en sus mejores tiempos, divertida, con una vitalidad y una fortaleza prodigiosas, con un fuerte carácter y una profesionalidad a prueba de bomba. Ni siquiera sus íntimos Raúl Sender o Norma Duval, que intentaron visitarla, tuvieron acceso a su habitación ni, posteriormente, a su casa. Decidió aislarse de todo y de todos. En mi recuerdo tengo el día que se enfadó conmigo porque no la llamé para quedar a comer. Pensé que la invitación era una broma, pero estaba equivocado. La última vez fue en un acto organizado por el Padre Ángel el Día de los Abuelos. Era una mujer muy solidaria y colaboraba en proyectos sociales.
En el fondo se sentía muy sola. La muerte de sus hermanos, José Luis y Julia (con los otros dos, Emilio y Julio, no mantenía relación), la sumió en una depresión. Eran grandes confidentes, fieles colaboradores y compañeros de vida. También tenía a su lado a Daniel Pontes, que comenzó siendo el chofer de su madre y acabó como su mano derecha, íntimo amigo, guardador de sus secretos y heredero universal.
Con respecto a la serie, Dani prefiere ser cauto: «Hasta que no vea el documental prefiero no opinar, espero que se ajuste fielmente a lo que fue la vida de Lina. Pero, le digo más, nadie la conoce como yo. Los de la productora se pusieron en contacto conmigo y les dije que por mi parte no había el menor inconveniente para que se hiciera el documental. Pero no hablamos nada más, yo me guardo todo lo que sé de Lina para mí. Sus secretos se quedan en el baúl de los recuerdos. Si contemplo algo que no es correcto, lo desmentiré y tomaré las medidas oportunas. A Lina no la conocía nadie, solo sus hermanos y yo».
Su primer novio conocido fue Manolo Zarzo. Eran unos niños y trabajaban juntos en la compañía artística «Los chavalillos de España»: «Fuimos novietes a la antigua, sin derecho a roce. Los besos fueron robados y a escondidas. Y cuando se disolvió la compañía perdimos el contacto». Ella nunca habló de sus amores, pero se sabe que mantuvo un flirteo, reconocido por él mismo, con José Sacristán, y romances con el productor Julián Esteban y el ganadero vasco José Martínez Uranga. Este último, casado, fue su verdadero gran amor. «En aquel momento todas las vedettes tenían un hombre casado en su vida, lo que pasa es que no se decía», asegura Jesús García Orts, biógrafo de la actriz. El propio Pontes confirmó el romance: «Siempre llevaba su fotografía en la cartera». Con todos mantuvo discreción. Se la llegó a vincular también con una joven actriz de origen malagueño y porte gitano. Fuesen unas u otras, Lina se llevó a la tumba sus apetencias.
Debilidad por las joyas y las pieles
Lina Morgan nació en el seno de una familia muy humilde del barrio de La Latina, en Madrid. Su padre se dedicaba a la sastrería, pero sus ingresos apenas daban para alimentar a sus cinco hijos. Enseguida empezó a trabajar y no tardó en convertirse en una de las mujeres más ricas y poderosas de la época.Le gustaban las joyas, la buena ropa y los abrigos de piel. Y, por encima de todo, su independencia. José Mota la califica como «una grandísima profesional y una mujer muy valiente y progresista en una etapa en la que la sociedad era machista y en la que la mayoría de los cómicos eran hombres. Lina se atrevió a nadar contra corriente y dedicarse a una profesión dominada por varones». En su opinión, fue una artista insustituible, una de las figuras icónicas del humor de este país. «Tuve la suerte de trabajar con ella en un programa que hicimos cuando Juan Muñoz y yo formábamos el dúo Cruz y Raya, y tengo un recuerdo fantástico de Lina. No se comprende el humor de nuestro país sin la presencia de Lina Morgan. La serie documental es muy bonita, un homenaje más que merecido a una mujer extraordinaria».
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