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El mal, Vox y Feijóo
¿El mal es el sanchismo o Vox? ¿El Apolo de la Moncloa es el verdadero demonio y la imagen decrépita que exhibe es una cortina de humo más, a la espera de mejoras gracias a la maquilladora de Bertín Osborne?
Rocío Albert, consejera de Economía y Hacienda de Madrid, escribió a sus colegas peperos: «Hola, espero que hayáis tenido buenas vacaciones, pero como el mal no descansa y ahí están comprando al independentismo, espero que todos sigamos en el firme propósito del no a la condonación de la deuda. Es así, ¿verdad?». Me imagino que todos le dieron el sí: al menos, ella ha identificado al mal explícitamente. Pero no todos lo tienen tan claro. Según las encuestas, todo le da votos a Vox. Si Feijóo respira hondo, Vox sube. Si Feijóo se va a Arganda con Isabel Díaz Ayuso, Vox sube. Si Feijóo bebe albariño, Vox sube. Si Feijóo se cambia de peinado, Vox sube. Si Feijóo canta «Mi limón, mi limonero», Vox sube. Y si Feijóo dice «me gusta la fruta», Vox sube.
¿El mal es el sanchismo o Vox? ¿El Apolo de la Moncloa es el verdadero demonio y la imagen decrépita que exhibe es una cortina de humo más, a la espera de mejoras gracias a la maquilladora de Bertín Osborne? Los teólogos y estrategas consultados estiman que el líder pepero está atrapado entre dos frentes, entre dos males que no descansan. En la guerra de Gila enviaban un soldado a insultar al enemigo: «No mata, pero desmoraliza bastante», explicaba el humorista. Feijóo tiene generales para esa tarea, pero no son lo suficientemente mordaces o ingeniosos. Manca finezza.
Sun Tzu II dice que en estos casos conviene recurrir al caballo de Troya en uno de los frentes y así, con los soldados ganados en la victoria, atacar con más fuerzas el otro frente. A ver de dónde saca Alberto Núñez Feijóo un caballo de Troya si en él está montado Santiago Matamoros y cierra España. ¿Hará otra vez el Camino de Santiago? ¿Enviará a Ester Muñoz a bailarle la danza de los siete velos a Santiago Abascal?