Entrevista
Qué fue de... Ramón Sánchez-Ocaña: «Aún me confunden con un médico»
Llevó los temas de salud a las sobremesas. Hablamos con este icono de la tele
Ramón Sánchez Ocaña tiene 81 años y sigue las pautas precisas para mantenerse en buena forma: «ejercicio físico, alimentación correcta y hábitos saludables, nadar una hora diaria, eso que no falte. Voy a una piscina cercana a mi casa a primerísima hora de la mañana, porque me levanto muy pronto». Ramón nació en los años cuarenta en el seno de una familia de médicos, su padre era presidente de Colegio de Odontología. Algunos de sus hermanos se decantaron por la salud, pero a él se le cruzó un profesor de Filosofía, que le inculcó el gusto por las letras y la divulgación periodística. Por eso, comenzó su carrera en ‘La Voz de Asturias’, de su Oviedo natal. Le interrumpimos en sus vacaciones en Tapia, Asturias, que es donde se siente como en casa.
Se júbilo hace seis años, pero sigue siendo tan inquieto como siempre.
Pues estoy tranquilo, dedicándome a mis cosas, escribiendo, viendo pasar el mundo, que ya era hora. He escrito un libro muy curioso, «Pequeña historia de muchas grandes cosas», en el que cuento que ni Bell inventó el teléfono, ni Marconi la radio, ni Fleming la penicilina… Otros se les adelantaron. El de la radio fue el italiano Meucci y el primero en hablar de la penicilina era un científico nicaragüense. También cuento los orígenes de la olla express, o la del botón y el sostén. Me entretuve mucho escribiéndolo durante la pandemia.
¿Cómo vivió esa epidemia?
Con mi esposa María Luisa, prácticamente encerrados en nuestra casa de Asturias. La pasamos tranquilos… dentro de lo que cabe. Cumpliendo estrictamente las normas. Catorce meses seguidos estuvimos allí.
La muerte de su hermano Esteban fue uno de los mayores golpes de su vida.
Falleció hace tres años, pero no por el virus, sino por una bacteria hospitalaria. Murió en pleno confinamiento y no pudimos despedirnos de él. Tenemos la sensación de que se encuentra de viaje.
Empezó su andadura en el mundo de la televisión en 1970, y en su currículum vemos programas de tanto éxito como ‘Más vale prevenir’, ‘Horizontes’ y ‘Diccionario de la salud’.
En el primero, estuve once años de emisión, alcanzando una enorme popularidad. Mucha gente pensaba que era médico y llamaban para pedir cita en mi consulta. No se creían que era periodista. En mi familia, la mitad eran médicos y el resto periodistas. Yo iba para lo primero, pero acabé seducido por la escritura.
Prácticamente, ya no se hacen en televisión programas dedicados específicamente a la salud…
Existen algunas secciones dentro de programas y poco más. Y no cabe la menor duda de que a la gente le interesa el tema.
Lleva sesenta años al lado de su esposa María Luisa, es padre de tres hijas y abuelo de siete nietos…
Ejerzo de abuelo lo suficiente, comparto con mis nietos el rato que haga falta, y cuando los más pequeños se ponen pesados me largo antes de tiempo. Disfruto de los niños lo que hay que disfrutar.
¿Por qué se jubiló alguien tan activo como usted?
Empezaron a flojear las colaboraciones periodísticas y llegó el momento de la jubilación. Pero, de no ser por eso, yo seguiría en activo. Ni me pesa ni me ha pesado nunca el trabajo. Al contrario, me gusta y me entretiene. La verdad es que me jubilé muy tarde porque tuve la inmensa suerte de trabajar en lo que más me gustaba. Y claro que echo de menos el periodismo.
Se le conoce especialmente por el programa ‘Más vale prevenir’. ¿Por qué se especializó en temas de salud?
Fueron las circunstancias. Soy periodista, y cuando llegue desde mi tierra, Asturias, a Madrid empecé a colaborar en el diario ‘Informaciones’ y una de las secciones que más me interesaba era la relacionada con la Ciencia.De ahí, pase a trabajar en la revista para médicos ‘Tribuna Médica’, de la que termine siendo director. Me especialicé casi sin querer. Además, le recuerdo que en mi familia había unos cuantos médicos y, quieras que no, eso también me influyó.
Ninguna de sus hijas ha seguido sus pasos televisivos.
No, han optado por otros campos. Una es jueza, otra es escultora y la tercera es periodista y directora de arte en una revista.
Y con su esposa María Luisa son seis décadas de total felicidad.
Es mi gran amor, mi compañera de vida, nos conocimos en la universidad, en la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, y el balance es nuestra unión es claramente positivo. Lo mejor que me ha sucedido en la vida es que mi camino se cruzará con el de mi esposa María Luisa. Mi madre decía: ‘Quien acierta en el casar ya no tiene que acertar’.
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