Opinión
Los sábados de Lomana: El «bullying» de Ágatha Ruiz de la Prada y Jorge Javier
"Empecé esta crónica sobre el dolor, la ansiedad e impotencia que me ha causado la maldad de algunas personas"
Esta ha sido una semana muy agobiante para mí. La hipocresía del momento que estamos viviendo es preocupante. Todos los medios hablan de lo terrible que es el «bullying» en las escuelas, del sufrimiento que esto supone para niños y adolescentes, hasta el punto de que a algunos les lleva hasta el suicidio porque se sienten impotentes ante tanto desprecio y humillación. Es algo que me parte el alma. Un niño no sabe gestionar sus emociones ni tiene fuerza mental para superar una situación así. Nadie, y menos un adolescente, debería sufrir un ataque similar ante la indiferencia de los demás. Algo estamos haciendo mal para que ocurran estos hechos, esta falta de empatía, de humanidad entre compañeros de colegio.
Los jóvenes imitan conductas si cada día se las muestran en un programa que, por desgracia, tuvo mucha audiencia, un programa en el que trituran a personajes y se trituran entre ellos, en el que pagan a personas muy desaprensivas que se sientan en un plató por dinero para destruir a una persona con calumnias, mentiras y manipulación. El próximo miércoles 8 se celebra el Día de la Mujer. ¿De qué mujer?¿De la que va a una televisión y dice : «Vengo a destruir a Carmen Lomana» jaleada por su presentador y tres mujeres más regocijándose y animando a sabiendas de que están cometiendo algo denunciable como es sacar a la luz todos los mensajes enviados de forma personal a la «destruidora», manipulados y sacados de contexto? ¿O el día de las feministas del Ministerio de Igualdad que están haciendo un enorme daño a mujeres, niños y jóvenes con una ley como la del «Sí es Sí», con la que se está poniendo en la calle a violadores y gentuza peligrosa?
Este cinismo, y esta forma terrible de tensionar a la sociedad sin ninguna empatía, son las que hacen enfermar y crear esa expresión tan cacareada y muy de moda que es la salud mental, algo muy frágil, especialmente entre los jóvenes cuyas mentes están en plena formación. Por un lado las redes sociales como Tik Tok e Instagram que los sumergen en un mundo en bucle convirtiéndose en su única vida. Es lo único que les interesa, la competencia de los «likes», de los cuerpos perfectos a base de filtros y mil trucos para parecer mujeres y hombres diez.
La frustración que esto genera también puede llevar a los adolescentes a verdaderas locuras para conseguir una aprobación y seguimiento que, incluso a veces, les ha llevado a la muerte. Un móvil, que aparentemente es un artefacto muy útil e inofensivo, nos lleva a la adicción porque sin él nos sentimos inseguros. Imaginen el peligro en manos de niños que han nacido ya viendo a sus padres todo el día con él en la mano, que un bebé de un año ya lo reclama porque le atraen sus colores y el movimiento. Esto es lo peor que podemos hacer. Nuestra mente es nuestro mejor aliado, pero también puede ser nuestro peor enemigo, es de una enorme fragilidad, como titulaba Milan Kundera su libro «La insoportable levedad del ser».
Empecé esta crónica sobre el dolor, la ansiedad e impotencia que me ha causado la maldad de algunas personas. El miércoles, un artículo devastador que escribió el presentador de ese programa infecto, supongo que pensando en darme «la puntilla», ha tenido el efecto contrario: sentí el enorme cariño y apoyo de muchísimas personas ante el ataque bestial sufrido. La vida me ha hecho a la fuerza ser fuerte, intentar tener siempre mi autoestima muy alta y estas personas sin alma, por más que quieran destruirme, no lo conseguirán, saldré mas fuerte. Es cierto que lo que no te mata te hace mas fuerte y resiliente.
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